viernes, 30 de diciembre de 2011

Notas sobre la historia de la Central de Seira (7). Los túneles.




El próximo año se cumplen cien años del inicio de las obras de Catalana de Gas y Electricidad en el Valle del Ésera, aquel lejano año 1912.
Gracias a la valiosa información que nos transmiten las fotografías que se realizaron en estos trabajos podemos saber, consultando los álbumes de fotografías, que la primera fotografía con fecha es la denominada “R.M. 18” y se toma el día 25 de septiembre de 1912. Las siglas “R.M.” tienen un significado desconocido y son las que agrupan las 48 fotografías de dicha colección. Hay otras colecciones con las siglas siguientes; O.R. [Obras Run] y O.S. [Obras Seira], que secuencialmente permiten seguir las obras y los trabajos en la zona hasta finales del año 1930.
La fecha del inicio, “a fines de agosto de 1912”, nos la indica el ingeniero director de las obras en un escrito suyo. Estos primeros trabajos consisten, entre otros, en la construcción de la central auxiliar número uno en El Run, para atender la demanda de electricidad de las obras. Por otro lado, en Seira, se inicia la construcción de los almacenes, el taller mecánico y la central auxiliar número dos que utiliza el agua de la presa ubicada en el congosto del Ventamillo. El alternador de esta central permite abastecer el consumo de las obras de la central principal y los nuevos edificios de servicios.
En este primer álbum, la fotografía número uno muestra un pequeño puente de nieve y la número dos una cascada sin localizar. La serie continua con los diferentes trabajos y en ellas no faltan los detalles etnológicos. En algunas podemos ver los prados –todavía intactos– con sus montones de hierba. A su lado una hilera de vagonetas espera, en sus vías, las piedras que se amontonan junto a ellas.


Entre otros temas, aparece la ubicación de la presa de Villanova –lugar elegido para desviar las aguas del Ésera– como una línea de piedras, en medio del río, marcando la singular ubicación.

Los túneles en las obras de la Catalana.
Una parte bastante desconocida de las centrales hidroeléctricas son los túneles. Ubicados en el interior de las montañas por los que transitan, la vegetación tapó los vestigios que quedaron tras su construcción y están camuflados perfectamente.
Dichas construcciones son un elemento vital para muchas de las instalaciones, pues permiten llevar las aguas desde la presa hasta la casa de máquinas.
Don Federico Jiménez, director de las obras, es una persona muy poco dada a la escritura de artículos. “Obligado por requerimientos cariñosos y sin otro motivo que el haber intervenido como modesto colaborador, a las órdenes del Ingeniero Jefe don Diego Mayoral”, escribe el artículo titulado “Túneles a presión. Normas de cálculo. Experiencia en los túneles de la Catalana de Gas y Electricidad“. En este trabajo, presentado en la Conferencia Mundial de la Energía que se celebra en Barcelona, en mayo de 1929, los describe y explica brevemente los criterios técnicos que utilizaron para su construcción.
Para unir la presa y la central, los dos ingenieros, descartaron la construcción de un canal a cielo abierto para llevar las aguas, por “su fuerte inclinación” y la “espesa capa de piedras sueltas” y por ello deciden elegir un túnel a presión como conducción. El recorrido de este túnel se hace tras un riguroso estudio, descartando algunos tramos por “lo deleznable del terreno”.


Este túnel de 8.871 metros de longitud se encarga de transportar las aguas del río Ésera desde la presa Villanova hasta la casa de máquinas ubicada en Seira. Compuesto por varios tramos, en su inicio está interrumpido por tres pequeñas secciones descubiertas y, más tarde, su paso por los prados de El Run se realiza de manera artificial por un gran tubo de 300 m. y casi cuatro de diámetro, encajado en una trinchera.
Imaginemos un túnel de mas de ocho kilómetros,…es difícil ya lo sé. Imaginemos, más fácil, que ponemos el túnel de la carretera España-Francia por Bielsa -tres kilómetros- y luego el de Viella –cinco kilómetros-, uno detrás de otro; pues juntos tendrían la longitud de túnel que tiene la central de Seira.



Sacar los escombros, en esta distancia, con los medios de la época, mediante vagonetas tiradas por los propios mineros y por caballerías, al principio, mientras las distancias son cortas puede ser una faena ligera, pero cuando vamos perforando, la distancia al exterior aumenta, complicando este trabajo y endureciéndolo. Para solucionar el problema se parte el recorrido a excavar en tramos y se van haciendo galerías auxiliares, hacia el exterior, para permitir la entrada a la galería principal y optimizar las tareas. Estas galerías auxiliares, terminadas en “ventanales” -por parecer ventanas en los lugares donde se ubican- permiten la extracción de los escombros, la entrada de personas y la instalación de las tuberías del aire comprimido. Los ventanales, en un número cercano a 16 en nuestro caso, tienen una galería con una distancia media de 65 metros, aunque en el número doce se necesitan 123 metros para acceder al túnel principal.


Desde estas galerías se puede acceder a dos extremos y mientras en un lado perforan, en el otro se sacan los escombros. Esta simultaneidad permite que llegue “a perforarse en favorables condiciones 5 metros lineales diarios”.
El proceso de construcción de un túnel es bastante más complicado de lo que, a primera vista, pudiera parecer. Explicaremos, a continuación, las distintas fases de dicho proceso que se ven claramente definidas en las fotografías. Estas operaciones se deben realizar en un orden determinado y la calidad de la roca, la aparición de corrientes de agua y “chimeneas” condicionan las tareas y el desarrollo de las mismas.


Pero, ¿qué son las chimeneas? Las montañas y las rocas de las que están formadas no son homogéneas, y en su interior aparecen grietas que están llenas de otros materiales, normalmente de inferior calidad, que al perforarlas se desploman. Por ello, cuando aparece una de estas “chimeneas” se debe taponar ”mediante materiales en seco bien atacados y arena” para impedir su desmoronamiento. Un minero debía subir por su interior y rellenarla…
Pero sigamos “picando”. La “galería de avance” o ataque es el primer “agujero” que se debe hacer. Ubicada en la parte alta de lo que constituirá la galería, se abre un agujero de 2 x 2 metros. Se inicia la perforación, atacando por los dos lados simultáneamente, para encontrarse –calado– y conectar las excavaciones. Dichos trabajos atraviesan variados tipos de roca y se tiene que entibar –apuntalar con maderos– en las zonas donde es muy mala. Sacando por partes el entibado se instala la cimbra –pesado molde de madera en forma de media circunferencia- que permite una vez colocada, el revestimiento de piedras o ladrillos, según la constitución de la roca, quedando la media galería superior terminada. Una vez completado este recubrimiento y seco, se pica a sus pies para poder apearlo –sujetarlo con maderas- para evitar el hundimiento y permitir la “destroza” que es el ensanche de la galería a su medida definitiva. El apeo se va sustituyendo por piedras, sacando los maderos, y dejando la galería prácticamente terminada. El recubrimiento del suelo de la galería, junto con los drenajes de la misma, para conducir las filtraciones laterales, completa el proceso.


Las excavaciones se realizan mediante martillos de aire comprimido. Los picadores tiene un ayudante para poder maniobrar las pesadas herramientas y disponen como elemento de seguridad, tal como vemos en la fotografía, de boina, abarcas y un pitillo. La cara tiznada, como señal del gremio, identifica a todos. Muchos de ellos son jóvenes que miran al fotógrafo sorprendidos de la visita y de la intensa luz que brevemente los ilumina, acostumbrados a la luz de los carbureros, como única iluminación en las galerías.
Se instalan varias estaciones de compresores para suministrar, mediante tubos, el aire a los mineros. Una de ellas está en el sendero que pasa por encima del Congosto del Ventamillo, junto al Ésera. Más abajo, un puente de “tijera” –en la curva ancha– permite el paso hacia una pequeña fragua, situada en “la cueva de San Pedro” donde se “llucián” –afilan– los punteros de los martillos. Los agujeros estratégicamente realizados permiten, mediante la dinamita, romper la roca. El uso de esta última provoca accidentes, algunos de ellos mortales.
Los mineros que realizaron estos trabajos merecen, como no podía ser de otra manera, todo nuestro respeto y homenaje por la entrega y entereza que demostraron en la realización de unos trabajos que aún hoy, con los medios existentes, nos sorprenden por la perfección de su acabado y ejecución. Sirva como ejemplo las nivelaciones realizadas, en los cerca de 9 kilómetros que separan la presa de Villanova de la cámara de agua, el error es prácticamente nulo. En reposo, comienza a saltar simultáneamente el agua en los dos extremos.


Catalana de Gas y Electricidad y el centenario del inicio de las obras en el valle del Ésera.
Como citábamos al comienzo, el próximo año tendrá lugar el centenario de “La Catalana” y por tal motivo se están organizando desde varias instituciones una serie de actividades para celebrarlo. En la próxima revista daremos noticia de los eventos que se programen.

José Antonio Cubero Guardiola

Este artículo se publicó en el número 8 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2011.