Un nuevo explosivo llamado dinamita.
En 1867 el sueco Alfred Nobel patenta un nuevo explosivo al que denomina dinamita. Este compuesto incrementa la estabilidad de la nitroglicerina al añadirle un material sólido poroso que la absorbe, evitando los riesgos de su manipulación. Rápidamente se implanta su uso en las minas y obras públicas.
Se comienza a fabricar la dinamita en España, bajo patente Nobel, en Galdácano (Bilbao) y en Trafaria, cerca de Lisboa, por la Sociedad Anónima Española de dinamita. Ésta oferta en su catálogo goma explosiva del número uno a 5,10 pesetas el kilo y del número dos a 4 pesetas. También, más barata, ofrece dinamita del número uno a 3,70 pesetas el kilo y del tres a 2,10 pesetas. El explosivo se empaqueta en cajas de madera de 25 kilos. También comercializan cápsulas sencillas, dobles, triples y cuádruples, en cajas de a cien, para su detonación.
En 1897 todavía podemos encontrar varias empresas que suministran este tipo de materiales, como la Sociedad Anónima Vasco-Andaluza-Asturiana que lo fabrica en Bonanza (Cádiz) o la Davey, Bickford, Smith y Cia. fabricante que los comercializa desde Bilbao. Pero éste año el negocio cambia sus condiciones de venta cuando el gobierno español firma un contrato para 20 años con la Unión Española de Explosivos, la por entonces propietaria de la fábrica de Galdácano, y obtiene el monopolio de la fabricación y venta exclusiva de los explosivos en España e islas adyacentes.
Al margen de cuestiones comerciales, la dinamita no es la panacea pues se congela fácilmente. Cuando la temperatura baja de los 8º C comienza a separarse la nitroglicerina del absorbente, rezumando el peligroso compuesto. Ésta queda en parte libre y constituye un peligro tanto más grave por cuanto, por creerlo remoto, no se manejan estos explosivos con igual precaución que la nitroglicerina pura. Este fenómeno produce multitud de accidentes pues se debe calentar y no todos siguen las instrucciones del fabricante. Éste indica que se haga al baño maría y prohíbe explícitamente ponerla cerca del fuego para descongelarla.
En cualquier caso no es recomendable su utilización cuando está helada pues al introducirla en los agujeros, debe apretarse mediante un retacador y puede producirse la activación de la nitroglicerina que pudiera tener separada del absorbente y por los golpes provocar su detonación de manera intempestiva.
La dinamita, en condiciones normales, para su activación necesita un fulminante. Éste se pone mediante un alicate especial en el extremo de la mecha, aunque la mayoría de los dinamiteros lo apretan con sus propios dientes. Estos pistones para detonarla cuestan, en 1914, cinco céntimos de peseta cada uno y la mecha a 4 céntimos el metro. Los cartuchos del explosivo se fabrican en varias calidades utilizando en los túneles la de tercera categoría, que tiene un precio de 30 céntimos por unidad de 100 gramos.
La dinamita, en condiciones normales, para su activación necesita un fulminante. Éste se pone mediante un alicate especial en el extremo de la mecha, aunque la mayoría de los dinamiteros lo apretan con sus propios dientes. Estos pistones para detonarla cuestan, en 1914, cinco céntimos de peseta cada uno y la mecha a 4 céntimos el metro. Los cartuchos del explosivo se fabrican en varias calidades utilizando en los túneles la de tercera categoría, que tiene un precio de 30 céntimos por unidad de 100 gramos.
Unos mineros colocan los cartuchos de dinamita en una estroza del túnel 3.
Villanova. 1916
(Gentileza de la Fundación Endesa)
Villanova. 1916
(Gentileza de la Fundación Endesa)
La llegada y el transporte del explosivo.
Por la posibilidad de utilizar el transporte férreo, la estación de tren de Barbastro es el centro neurálgico donde llegan todos los materiales que se utilizan en las obras del Ésera. También llegan por este medio algunos vagones repletos de cajas de dinamita según nos cuenta alarmado un columnista de El Cruzado Aragonés:
"Existe preocupación en el vecindario con motivo del tránsito por sus calles del tren que para su servicio tiene la Compañía de Gas y Electricidad (sic), y que con frecuencia transporta utensilios descargados en esta estación para la mencionada Compañía.
El temor existente, es por la duda de si las alcantarillas de nuestras calles tendrán la solidez necesaria para soportar el peso de la máquina, vagones y carga de que dicho tren se compone, y también por las grandes cantidades de dinamita de que aquella Compañía hace acopio, asegurándose pasar de seis vagones la que en esta estación se ha descargado en poco tiempo.
Pedimos encarecidamente, que para la tranquilidad pública, tome el Ayuntamiento las medidas necesarias, asesorándose de si tales peligros existen, y en caso afirmativo, determinar lo que sea conveniente para evitar desgracias."
Afortunadamente no ocurre ningún percance en el transporte de la importante cantidad de explosivo utilizado, que una vez en Seira se guarda en un polvorín que se ha excavado, en forma de cueva artificial, en la roca próxima a la central, junto a la cantera.
No es el primer lugar de la Ribagorza en utilizar el novedoso explosivo y ya se hacía eco El Ribagorzano años atrás, por las consecuencias que el explosivo tiene…sobre las truchas del Ésera: que contiene muy pocas en la actualidad por efecto de la dinamita que con las obras del Canal [de Aragón y Cataluña] y de la carretera a la Frontera se ha usado desde hace años.
Efectos de la onda expansiva de una explosión de dinamita en la Plana Tomás.
Seira. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa)
Seira. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa)
En el transporte no se conoce ningún accidente con el explosivo, pero no hay tanta suerte con los accidentes en el uso diario en las obras. La aparente estabilidad de la dinamita y los problemas antes citados, propician una manipulación despreocupada de sus instaladores, que se traduce en multitud de accidentes y un gran numero de heridos y muertos.
La mayor parte del explosivo se emplea en túneles y canteras aunque también, en pequeñas cantidades, se usa para partir algunos “bolos” de granito que aparecen en el lecho del río al hincar los cajones. La dureza de las rocas obliga a utilizar pequeñas cargas que se hacen explotar en el interior de los mismos con los consiguientes problemas y riesgos. Los citados cajones servirán de cimientos para la presa y ya hablamos de su interesante y peligroso sistema de trabajo en un artículo anterior.
Infortunadamente, tal como se presagiaba, el día 16 de julio de 1914, en el ventanal 15, les explota un barreno a Felipe, un capataz de Ontiñena y a Ramón, un pinche de 16 años, natural de El Grado, falleciendo ambos. Joaquín, de Alcolea de Cinca, que estaba con ellos, ha resultado herido leve.
Un incidente causa daños en la boca del túnel 3.
Villanova. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa).
Villanova. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa).
Tras este accidente se producirán otros, aunque quizás el más grave de todos, se produce por una manipulación incorrecta, en marzo de 1916, de un experimentado capataz llamado Manuel, en la mina “Plana Tomás”. Allí estaba deshelando unos cartuchos de dinamita en una hoguera, cuando le explotaron de manera imprevista y, con ellos, los sesenta que tenía a su lado. El infortunado, de cuarenta años y natural de Albelda, recibe de tan horrible manera los efectos de la explosión, que su cuerpo es destrozado horrorosamente, encontrándose después a trozos.
No son estos accidentes los únicos que ocurren en nuestra provincia manipulando explosivos, pues es habitual leer en los periódicos que en otras obras coetáneas, como las del túnel de Canfranc, tienen similares incidentes. Pero sin lugar a dudas el accidente más grave se produce en noviembre de 1913, en las obras de Riegos y Fuerzas del Ebro en Talarn, donde explotan cuarenta toneladas de dinamita, provocando una catástrofe.
Los daños provocados por la explosión son rápidamente reparados.
Villanova. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa).
Villanova. 1916.
(Gentileza de la Fundación Endesa).
Incidentes por la onda expansiva.
Pero junto a estos graves accidentes con pérdidas humanas y heridos tienen lugar muchos incidentes, que por no provocar bajas o heridos, pasan desapercibidos y, como mucho, son objeto de estadísticas. Los incidentes son accidentes en los que no se han producido daños humanos, pero si materiales. Un ejemplo de éstos lo tenemos en los provocados por la onda expansiva de las explosiones en el interior de los túneles que destrozan las instalaciones y construcciones que se encuentran fuera de las mismas. Las líneas eléctricas, transformadores y compresores que se emplean para suministrar el aire comprimido para los martillos picadores, ubicadas en el exterior de las galerías, sufren, junto a las construcciones de los alrededores, el impacto brutal de la onda expansiva. Las fotografías que acompañan este artículo nos permiten ver el estado de las instalaciones tras algunos de estos incidentes.
José Antonio Cubero Guardiola
Este artículo se publicó en el número 9 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2012.
Agradecer la gentileza del Fondo Histórico de la Fundación Endesa que ha facilitado las fotografías de este artículo.
http://www.fundacionendesa.org/listado_fondo_historico
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