sábado, 15 de julio de 2023

Notas sobre la historia de la central de Seira (30): A.C.O. (Ateliers de Construction Oerlikon)




   
Los Ateliers de Construction Oerlikon (A.C.O.) fueron los responsables de la fabricación de buena parte del aparellaje eléctrico de la central de Seira. La Revue Générale d’Eléctricité, el año 1922, publicó un amplio reportaje, de la mano del publicista Jean Reyval, describiendo sus instalaciones. El artículo no se limitaba a unas someras fotografías, pues cada elemento estaba acompañado de numerosos datos técnicos, lo que permitía un conocimiento muy detallado de las características de la central.

   Entre todos estos elementos, uno fundamental en una central hidroeléctrica es el transformador. Esta máquina eléctrica permite elevar la alta tensión que genera el alternador, en este caso 6.000 voltios, a los 125.000 voltios que, en teoría, debía soportar la línea eléctrica. Esta elevación se realiza para reducir la intensidad transportada, pues las pérdidas de una línea no dependen de la tensión, pero sí de su intensidad. El tamaño de este equipo depende de varios factores: la potencia, que es el producto de la tensión a la que genera, por la intensidad que circula por los conductores y la tensión de funcionamiento, que obliga a instalar aisladores apropiados a dicho potencial.

   No funcionó este equipo a los valores proyectados pues la tensión de la línea que debía transportar la energía producida por la central de Seira debía ser 130.000 voltios, pero las dificultades con los diferentes elementos implicados en su transporte hicieron que hasta 1922 la tensión de la línea fuera de 66.000 voltios, fecha en la que se elevó su tensión hasta los 110.000 voltios actuales.






   Este cambio de valor lo permitió una característica constructiva de la mayoría de los transformadores que disponen de un conmutador de tomas y mediante este es posible ajustar la tensión de salida a diferentes valores. En este caso permitía unas tensiones de 95.000, 110.000 y 125.000 voltios, pudiendo elegir entre ellas, lo que permitió reducirla un escalón para evitar problemas con su aislamiento y las deficiencias de la línea de transporte.
   El récord que se hubiera conseguido, de la línea más larga de Europa con esa tensión, fue imposible de conquistar por la precariedad de la situación en la que se encontraba Europa implicada en una guerra. Los materiales más básicos escaseaban y los disponibles habían subido su precio por la gran demanda. Oerlikon disponía de un equipo de ingenieros de primera línea y los responsables de los trabajos estaban perfectamente preparados para asumir ese reto, pero los aisladores que disponían no permitieron elevar la tensión de trabajo más allá de los 110.000 voltios citados.

   Se instalaron cuatro transformadores idénticos; uno para cada grupo y otro de reserva, de una potencia de 9 MVA ó 9.000 kVA de potencia aparente. Los transformadores, para hacernos una idea de las exigencias de los constructores suizos, fueron probados, durante un minuto, a 250.000 voltios.

   Los transformadores son máquinas eléctricas imperfectas y conocemos su rendimiento gracias a los datos del artículo, que era del 98,7 %. Las pérdidas acaban traduciéndose en calor y para refrigerarlos, el aceite aislante que tienen en su interior se hace circular con una bomba. En la parte alta del transformador se encuentra el aceite más caliente y desde allí, pasando por unos serpentines alojados en una piscina de agua corriente, para reducir la temperatura, se vuelve a introducir en la parte más baja del transformador.



   Para el mantenimiento del aceite se habían instalado seis depósitos de 8.700 litros cada no y un filtro de aceite para poder mantenerlo adecuadamente. Cada transformador disponía de una válvula de vaciado rápido para poder evacuar, en caso de incendio, los 5.500 kg de aceite de su interior y descargarlos en los depósitos citados. 
Todo este aparellaje estaba instalado en una gran sala, con gruesos muros separadores, que se denomina E.T.P. o Estación de Transformación principal. Y alberga los equipos necesarios para poder realizar la elevación de las tensiones. La salida de los transformadores, mediante unos seccionadores, se enviaba a un doble juego de barras, que sustentadas por la cerchas del tejado y unos aisladores, permitían elegir entre las dos salidas posibles. Este sistema eestaba pensado para evacuar la energía producida por la central a una línea de doble circuito que, aunque aparece en el esquema eléctrico del artículo, tampoco llegó a hacerse realidad. Las dos barras se podían interconectar por un interruptor fabricado por ACO. Este equipo tenía tres grandes depósitos y en su interior 7.500 kg de aceite, una cantidad superior a la utilizada por un transformador. Se había ensayado, para comprobar su aislamiento, a una tensión muy superior a la tensión de funcionamiento; 300.000 voltios.

   Otro elemento de la aparamenta descrito en el artículo son los pararrayos, que en este caso eran electrolíticos y servían para proteger los equipos de posibles descargas atmosféricas que tuvieran lugar en la línea. En aquellos momentos las tormentas eran las responsables de gran número de averías. Para proteger a los alternadores de las sobretensiones generadas se instalaron unas bobinas denominadas reactancias que se alojaban en un edificio separado de la central. 

   El artículo ilustra las descripciones con fotografías de la construcción: El transporte de las partes de un estátor, con una larga reata de mulos o la instalación por un grupo de trabajadores de un poste de la línea.

   Para terminar, describe las características de la línea de transporte: 250 kilómetros de longitud, 14 tipos de postes de una altura entre 18 y 35 metros y de un peso entre 1.125 y 5.048 kilogramos, con un número total de 1.512 en el recorrido.

   Entre la “ETP” -Estación de transformación principal- de Seira y su destino se disponían tres subestaciones en el recorrido: Perarrua, Manresa y Sabadell.

   Un gran esquema unifilar a doble página hace un recorrido por todos los elementos de la instalación. A este tipo de planos, de gran tamaño, se les suele denominar coloquialmente “sabanas”.



   Pero hay que mirarlos con cierto espíritu crítico pues no siempre coinciden los planos con la realidad y tal como ocurre con los valores de tensión citados, se puede dar crédito a las ideas iniciales del proyecto e inducir a error.

   En este documento aparece en línea discontinua el grupo 4. La central se construyó con tres grupos, pero la obra civil estaba preparada para instalar el cuarto grupo que nunca llegó a instalarse.

   Una de las cuestiones más curiosas de toda la instalación son las tierras líquidas. Unos electrodos introducidos en una piscina, se podían conectar a las barras de 6.000 voltios  de la instalación mediante un interruptor y así “cargar” la central. Todo un calentador de agua del que se desconoce con exactitud su funcionamiento. 

   Este artículo se publicó en el número 31 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2023.