martes, 29 de diciembre de 2015

Notas sobre la historia de la central de Seira (15): 1915, un año aciago.


En los últimos días del pasado año se han rematado los últimos detalles de la nueva iglesia de la Colonia, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, y el primer día de enero ya se está celebrando misa en ella. En la puerta podemos ver, entre otros, a D. Federico, a Ramón Surigué y a sus familias, todos bien abrigados, para combatir el frío que hace tras una copiosa nevada.

Diego Mayoral, el jefe del Servicio Hidroeléctrico de Catalana, no sufre los rigores del invierno en su despacho de Barcelona, donde dirige los trabajos junto a los miembros de su equipo. Sobre su mesa están los organigramas de los trabajos de la construcción de la central. Pero parece que todo sucede a cámara lenta y los objetivos que se tendrían que haber cumplido hace meses, uno tras otro, acumulan importantes retrasos. Los plazos se han alargado interminablemente. La gran guerra lo está trastocando todo. 

El Ingeniero Mayoral  -que no se imagina la envergadura de sus problemas- no ceja en su empeño de sacar adelante los trabajos. Su formación en el Politécnico de Zurich le ha abierto una ventana con una privilegiada visión de la tecnología hidroeléctrica, que en estas fechas está en plena efervescencia. En su cabeza ya visualiza la central y sus equipos. A finales del año pasado ya se hizo el pedido de la tubería de presión –que permitirá llevar el agua del rio Ésera hasta las turbinas-. Es una parte muy importante de la instalación pues debe soportar los 138 metros de altura del salto de agua -13,8 kilogramos por cada centímetro cuadrado-. La empresa alemana Ferrum ha sido la primera elegida por su dilatada experiencia en la construcción de tuberías. Hasta hace unos meses este encargo no hubiese supuesto demasiados problemas, pero ahora, con la guerra, la cosa es más complicada. Pero será mejor que nos lo explique él con sus propias palabras;

Habiendo sido imposible conseguir del gobierno inglés que autorizase el libre paso de estas tuberías por ser de procedencia alemana, se ha optado por prescindir de ella de momento.

Y es que todo está alterado, el mercado ha subido sus precios por la demanda de los contendientes, el carbón está disparado y el acero, como el que emplea para su tubería, está intocable. Hasta el pan, alimento básico en la dieta,  ha subido su precio.

Tras el fiasco de Ferrum, ha sido posible comprar 600 toneladas de acero en América, a la mayor productora de acero del mundo, la United States Steel Products Co, propiedad del magnate americano J.P. Morgan. Esta plancha de acero, que ha costado 152.143,87 pesetas, ya está en Barcelona donde se manufacturará en los talleres de  los sucesores de E. Coral para hacer una sección de la tubería. 

Rotor de la Central de Seira (Oerlikon)

Mayoral tiene otro reto por delante, debe seleccionar el fabricante de las turbinas, otra parte fundamental de la central, pero lo tiene fácil pues conoce perfectamente una de las más importantes fábricas de Zurich que le pueden solucionar su problema: Escher Wyss y Cía. Esta firma tiene en explotación un magnífico ejemplo de su buen hacer: la central de Capdella en el Pirineo leridano. Sus 836 metros de salto son la mejor tarjeta de visita que puede tener cualquier fabricante de turbinas en estas fechas. El Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas les ha encargado la construcción de tres turbinas Francis para aprovechar la fuerza de las aguas del Ésera. En principio se encuentra en forma de energía potencial –por la altura- y luego al bajar por la tubería se convierte en energía cinética –por la velocidad- y gracias al movimiento de los rodetes acaba convertida en energía mecánica en los ejes. Los verdaderos artífices, los rodetes, de 1.400 mm. de diámetro y 200 mm. de ancho tendrán una potencia de 10.600 caballos de vapor cada uno. Están fundidos en bronce y los forman dos semiruedas que hacen que el agua se separe ayudando a centrarlos en el interior de su alojamiento. En la fundición de sus cámaras espirales, o coloquialmente “caracoles”, llevan grabados los números de serie 5476, 5477 y 5478. 

Todo el pedido de material que se les ha encargado a EW costará 334.000 pesetas, aunque en este presupuesto está incluido, entre otros, el regulador que es el aparato encargado de controlar la velocidad de la turbina. También están en el mismo pedido dos pequeñas turbinas Pelton para producir 600 caballos cada una, que son imprescindibles para el funcionamiento de la central. 

Para Escher Wyss este pedido es uno más del extenso listado de sus encargos. De los más de 160.000 metros cuadrados que ocupan sus talleres están saliendo, una tras otra, las turbinas de los proyectos más importantes del momento. Y no es extraño pues dispone de todos los medios necesarios para llevar a cabo estos trabajos: la experiencia, los talleres y el equipo humano. Las vías de tren que entran en sus interminables instalaciones están incesantemente recorridas por humeantes máquinas de tren que intercomunican todos los departamentos de la fábrica cargadas de grandes y pesadas piezas. Una vez terminadas las turbinas de Seira, por estas mismas vías,  las transportarán hasta la estación de Barbastro, donde se está acondicionando una grúa y unos almacenes. 

La central auxiliar número 2, ubicada en Seira, el 30 de enero de 1915.

Pero esta maravilla de la mecánica, las turbinas, se quedaría sin utilidad si no se acoplase a su eje un alternador para generar la electricidad que pretende llevar a Barcelona la compañía Catalana de Gas. Para construirlos, Mayoral, vuelve a dirigir su mirada a Zurich, pues a escasos cinco kilómetros de Escher Wyss, se hallan otros talleres igual de equipados y preparados para la construcción de los alternadores que necesita para su central. Se trata de Maschinenfabrik Oerlikon, más conocida por MFO, o por Oerlikon. En esta empresa están a pleno rendimiento y no les faltan pedidos pues están bastante atareados con su otra especialidad, la fabricación de armas, pero han aceptado el reto de construir tres alternadores de 9.000 kVA de potencia para la central. Sus negras y voluminosas carcasas lleva troqueladas los números 130960,  130961 y 130962. También fabricará los transformadores que elevarán la tensión de la línea hasta los 130.000 voltios (aunque si lo consiguen será un record, pero la tecnología está todavía por desarrollar y no está claro que lo logren). Esta es la parte mas costosa de los pedidos que ha hecho este año pues subirá en conjunto 890.000 pesetas.

Mayoral ha escrito en alemán todas las especificaciones de estos pedidos, pero también utiliza esta lengua para anotar sus impresiones en una libreta negra. Es una costumbre que tiene desde hace tiempo, a tenor del buen número de ellas que hay apiladas en su biblioteca personal. Allí da rienda suelta a sus pensamientos y se desahoga contando los problemas que está sufriendo en la ejecución de este proyecto. 

Sobre su mesa está el borrador del informe que  prepara para los accionistas  sobre la evolución de los trabajos:

Durante el pasado año de 1914 ha sido imposible realizar el programa trazado en nuestra memoria ...causas imprevistas limitaron los medios que para ello eran necesarios, asi es que desde marzo al mes de agosto las obras no hubieron de alcanzar el desarrollo que los preparativos acumulados permitían, y a partir del mes de agosto se redujeron considerablemente, según se desprende del estado de movimiento de obreros habido en este ejercicio.

Acabó el año 1914 con 215 trabajadores, lejos de los 751 de agosto. Y ahora en enero tan sólo 157 obreros luchan con los rigores invernales y las fuertes nevadas que están cayendo este año. 

La ubicación de la Central de Seira el 23 de junio de 1915.

El año pasado –reflexiona Mayoral- no se pasaron de cuatrocientos obreros de media y se gastó en salarios casi seiscientas mil pesetas que van incrementando el presupuesto y no se vislumbra la fecha de  finalización, que cada año se va retrasando. En su informe se baraja la puesta en marcha a comienzos de 1917. Esta idea le preocupa, aunque no es la única, pues la situación apartada de las obras y los problemas de mantenimiento del orden entre los obreros, como la huelga del pasado año, han retrasado las obras e impedido mantener el buen ritmo. De todo esto da buena cuenta Mayoral a la Sociedad en su informe y como solución propone la construcción, esta primavera, de un edificio-cuartel que permita albergar a los miembros de la Guardia Civil. Aunque para garantizar la seguridad de las instalaciones, de una manera continua, se  solicitará del Ministerio de la Gobernación  la creación de un puesto  permanente.

Aunque la Benemérita le acompaña, son muchos los “tajos” que tiene abiertos y como los problemas no sólo los tiene en Seira,  no extraña que en la instalación de los postes de la línea de Barcelona, aunque de un modo paulatino, [se tengan] frecuentemente que interrumpir los trabajos, tanto por las dificultades que opusieron algunos propietarios, como por las de obtener debido a las anormales circunstancias presentes, algunos postes especiales destinados a cruces de caminos y de otras líneas.

Mayoral sigue trabajando en su oficina. A mediados de año, con el buen tiempo, el Sr. Obispo vendrá a Seira para inaugurar la nueva iglesia. Así sea.


Por José Antonio Cubero Guardiola
Este artículo se publicó en el número 16 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2015