viernes, 25 de diciembre de 2009

Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (3)







"La importancia de los pequeños detalles

Vicente, un anónimo trabajador de las obras de la central, no se hubiera podido imaginar que sus notas manuscritas a su novia Adelaida, en una postal, explicando la ubicación de todos los puntos de su interés, llegarían a servir para descubrir el uso de algunos edificios.

Aquel invierno de 1914, “nevando copiosamente” según las propias palabras de Vicente, nos muestra en sus notas, las actividades que iba realizando: “la iglesia que pintamos”, “el mesón donde pasamos algunos ratos”, o “el café donde vamos los domingos”. Es una sencilla y descriptiva enumeración de actividades humanas: donde vivo, donde duermo, donde como y donde trabajo.



Tengo que agradecer a Feliu Izard, amigo, coleccionista y gran conocedor de las postales de Catalana, la amabilidad de prestarme estas postales para poder compartirlas en este relato. Él también es, como yo, un enamorado de las obras hidráulicas.

Hay multitud de edificios que se levantaron durante las obras, y luego fueron derruidos o desmontados. El invernadero, por ejemplo, pasó a ser el laboratorio que durante años estuvo en el interior de la Subestación. De alguno de ellos conocemos su utilidad, pero de muchos otros no. Esta imagen nos permite darle a algunos lugares nombre y utilidad.

Es muy difícil, hoy, encontrar alguna persona que, por su edad, pueda ayudarnos a reconocer o darnos pistas sobre algunas incógnitas que nos surgen sobre semejante obra; los nombres de las personas que aparecen en las postales, las utilidades de ciertos aparatos. Es una ardua labor que, muy de vez en cuando, se ve recompensada con hallazgos como éste y el que os voy a contar a continuación.

María Pilar Jiménez

Hay personas que, por su carácter, su personalidad, e incluso por su inteligencia, irradian una energía que, unida a su fino sentido del humor, convierte los grandes problemas personales y físicos en algo intranscendente y banal; estoy hablando de María Pilar Jiménez. La hija de D. Federico, a sus 89 años, tiene una cabeza perfectamente lúcida y una memoria que muchos quisiéramos tener.

Las dificultades para encontrar a la familia de D. Federico Jiménez del Hierro, tras años de búsqueda, tuvieron un final inesperado y agradable al encontrar a su hija María Pilar. Rafael, hijo de María del Carmen y nieto de D. Federico, me puso en contacto con ella. Hubiera querido marchar, con lo puesto, rumbo a La Granja, donde estaba pasando el verano, para poder conocerla. Al final no pude ir por cuestiones de trabajo y, por teléfono, hablé con ella. Me pareció algo difícilmente explicable pero maravilloso.

Rafael me comentó que ella nació en Monzón y me quedé de piedra. ¿En Monzón? Ella con sus padres estuvo viviendo allí, en la casa que viviera Joaquín Costa, al terminar las obras de Seira. Sin pensarlo cogí la cámara y me dirigí a la iglesia para intentar conseguir su partida de nacimiento y allí, mirando en el año 1920, encontré sus orígenes: "una niña, nacida, según dijeron, a las cuatro cuarenta y cinco del día tres de los corrientes, a quien puse los nombres de María del Pilar y de la Cruz, hija legítima de D. Federico Jiménez del Hierro".

Un lluvioso día de septiembre tuve la oportunidad de conocerla en su casa de Madrid y, allí, bajo los tristes ojos de su perrita que he olvidado como se llama, estuve compartiendo con ella momentos de una vida intensa y plagada de recuerdos.

[ 20100121, La hija de María Pilar, Pilar, me dijo el nombre de la perrita: Nuska ]

Sus vacaciones - de seis meses - en Seira, donde su padre tenía el derecho de "conservación". Luego en Huesca, en el Pantano de Belsué, donde su padre era el Ingeniero Jefe, paseando en barca con sus hermanas por aquellas tranquilas aguas. "Me críe como una cabra", me decía divertida, hablando de sus estancias en aquella solitaria casa. Cuando nos despedimos, tras haber hablado con ella más de dos horas, escribí: “Salgo a la calle y la lluvia cae fina sobre mi cabeza, pero no me mojo, estoy en un sueño. He retrocedido noventa años en la historia, es increíble. Gracias Pilar”.

[ Mientras estaba editando este artículo hablé por teléfono con Pilar y me dijo; “ se ha muerto mi perrita”. Aquella mirada perdida escondía la tristeza de quien intuye el final y, tras más de 11 años haciéndole compañía, sabe que va a abandonarla. ][*]

Pilar, con su memoria, recordaba el nombre de la esposa de Diego Mayoral; Carmen. Las dos esposas, de los dos ingenieros, se llamaban igual y dieron el nombre y la advocación de la iglesia. Con sus hijas jugaba Pilar en aquellos interminables veranos en Seira, hospedados en su casa, en “el chalet de Don Federico”, lo que es, actualmente, el Albergue Ventamillo.



Inauguración de la nueva iglesia en Seira

Para cubrir las necesidades religiosas, Catalana de Gas y Electricidad edificó la iglesia, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, y el 16 de julio de 1915 se desplazó el “Ilmo. Obispo de Barbastro Dr. Badia” para inaugurarla oficialmente con ocasión de las fiestas. Seira lo recibió con toda la Colonia y el Centro engalanado con flores, orlas y carteles. Una procesión con la virgen, desde el chalet de Don Federico - presidida por el Obispo - por las calles, terminando en la nueva iglesia. Allí celebró misa el Canónigo y Secretario del Obispado, Juan Castellá, siendo padrino Diego Mayoral, Ingeniero Jefe de CGE y madrinas, la esposa de éste, Carmen y la esposa de D. Federico Jiménez, Carmen González de Jiménez. De esta inauguración se hizo eco la revista religiosa “La Hormiga de oro”, que en sus páginas nos relata, adornada de algunas imágenes, este importante evento.



Para poner el toque musical estuvo la Banda de Música de Tamarite y " se disparó un castillo de fuegos artificiales". El Ribagorzano de Graus, habla de las "brillantes fiestas religiosas y profanas que han producido la alegría y animación de aquellos pintorescos contornos" y enumera los actos celebrados en ellas: "conciertos, corridas de sacos, cucañas, rondallas, fuegos artificiales y otros espectáculos variados y amenos".


El Círculo Instructivo y Recreativo

Para entretener los ánimos de los obreros y de todo el personal, se hizo - en tiempo récord - un edificio para el ocio; el actual Centro Recreativo de Seira. Según las imágenes, las 32 personas, que se pueden contar en la fotografía, hicieron el milagro de construir el edificio en… ¡nueve días!, incluido el tejado que es, sencillamente, perfecto. La cantidad de obreros en las obras, alrededor de dos mil, según algunas fuentes, y el suministro de materiales - básico para llevar un ritmo continuado -; piedras, madera, y cal, entre otros, permitía un avance espectacular de las obras. En algunas fotografías, sobre todo en las obras del canal, se pueden contar más de cincuenta personas trabajando al mismo tiempo, sin tener en cuenta los animales, vagonetas y elementos auxiliares.



Se instaló una máquina de cine y desde la central, mediante cables, se traía la corriente continua que alimentaba la lámpara de arco voltaico. “Por cinco céntimos te daban una gaseosa de aquellas de bolita, que se metía una bolita para adentro, y ponían películas de Charlot”, recordaba Pilar de aquellas tardes de su infancia en el Círculo.

El edificio del Círculo Instructivo y Recreativo, CIR, albergaba en su sótano el horno de pan. Las escasas infraestructuras de la zona se quedaron pequeñas ante semejante avalancha de obreros. Años después de terminar las obras, en aquel lugar, Jesús Guillén puso la “fábrica” de gaseosas y sifones que llevaba su nombre.

La Serrería, el taller de ferralla, la fábrica de ladrillos y la de tejas

Para manipular toda la madera, empleada en andamios, vigas y túneles, se instaló una serrería. En la fotografía del taller de ferralla, cercano a la misma, además de los medios de trabajo para manipularla, podemos ver la vestimenta típica con el calzón de la época y abarcas, que algunas personas de las obras utilizaban.



No se disponía de fábricas de ladrillos ni de tejas en muchos kilómetros y en la misma explanada se instaló, bajo un sencillo tejado, una máquina para fabricarlos. Las tejas también se fabricaron en Seira, en algún lugar desconocido. En la imagen podemos ver a dos operarios en el proceso de prensado, y a su lado, en la derecha, las terminadas.



Imagen gentileza de María Pilar Jiménez / Javier Mateos

Agradecimientos


Desde aquí quiero aprovechar para agradecer la ayuda y colaboración que me han proporcionado muchas personas, que por espacio no puedo enumerar. A todas ellas, gracias.

Para todos aquellos que no puedan seguir los artículos se ha creado un blog donde aparecen todos ellos acompañados de más información sobre el tema: seirapowerplant.blogspot.com

Si en alguna de las imágenes publicadas en cualquiera de los artículos, reconocieran a alguien o supieran de alguna historia relacionada con estas épocas y personas, agradecería su colaboración. Pueden ponerse en contacto con la revista o conmigo directamente, a través de mi correo electrónico: josan.1966@terra.es Gracias.


Continuará

José Antonio Cubero Guardiola
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Este artículo se publicó en el número 4 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en diciembre de 2009.

[*] 20100119 Este fragmento no lo puse en el artículo pero hoy hablando con Pilar, se lo he leído y me ha dicho que lo pusiera.