sábado, 29 de agosto de 2009

La central hidroeléctrica de Seira y la razón de ser de este blog



Este modesto blog, su autor, y sus artículos, pretenden homenajear a todos aquellos que, con su trabajo, consiguieron construir esa maravilla de la tecnología que es la central de Seira.

A todas aquellas personas que vinieron de lejanos lugares de España y del extranjero, e incluso a aquellos que dejaron sus vidas en las obras, están dedicados todos los esfuerzos del autor por recopilar la información que existe sobre dicha construcción.

Toda la información que aquí se presenta es opinión del autor, y puede incluir de manera involuntaria errores. Cualquier comentario será bien recibido y el autor está abierto a incluir artículos de otras personas, imágenes, o cualquier tipo de información que se le envie sobre dicho tema o esté relacionado con la historia de la hidroelectricidad en el Altoaragón.

También desearía dedicar todos mis trabajos a todos aquellos que han colaborado conmigo de cualquier manera; contándome historias, anécdotas, compartiendo sus recuerdos, sus imágenes.

No podría dejar de citar a Joaquín Costa, luz, guía, y motivación de algunos de mis pensamientos. Sirvan estas modestas notas para agradecerle sus ideas y su forma de ser, verdadero ejemplo para todos los altoaragoneses.



Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (2)







" Continuando con el anterior artículo intentaré explicar algunos aspectos sobre la construcción de la central y de sus gentes.

El comienzo de las obras:

Como en cualquier obra lo primero que se hizo, además de consolidar el terreno donde se pensaba ubicar la central, con muros con sillería, fue construir un taller, fragua, y almacenes. Los situaron en las proximidades de la central y hasta no hace mucho tiempo el taller siguió funcionando con las antiguas máquinas herramientas originales, movidas por un sistema de poleas y ejes accionados por un sólo motor. Los más "viejos" lo denominaban "el taller"; "pon en marcha el taller, zagal", refiriéndose a poner en marcha un viejo motor, con arranque a resistencias y reostato, que lo movía todo y con su ruido rítmico ponía música a todas las actividades. En algunos lugares se ubicaron pequeñas fraguas y talleres, próximos a los compresores de obra, con la intención de arreglar los punteros de las brigadas que estaban perforando los túneles.



También se construyeron dos centrales auxiliares para suministrar "fluido eléctrico" a las obras. Pero ese tema lo dejo para otro artículo.

Toda la piedra se extrajo de una cantera cercana - subiendo por la carretera el ensanche a la derecha anterior al túnel del congosto - y junto a ella se ubicó un polvorín para guardar el explosivo.

También se construyeron varios edificios, al más puro estilo alpino, para alojar al ingeniero director de las obras y las oficinas de la empresa. Allí, delante de una pequeña ventana, hacían cola los obreros para recibir el sueldo.

Encontrar buenos canteros y carpinteros para hacer la central de Seira no debió ser una tarea fácil. Las obras de pantanos y centrales, en nuestra provincia y la vecina de Lérida, requerían de este especializado personal para sus trabajos. Grandes brigadas vinieron de lugares lejanos como Murcia, informados por anuncios llamativos en los periódicos, e incentivados por pagas y ventajas. De Francia también vinieron obreros, electricistas y mecánicos, agregados a las empresas de montaje de turbinas y alternadores, y muchos se quedaron moviéndose de obra en obra en aquellos años de actividad, para al final quedarse fijos en alguna empresa.

Se contrató a un Ingeniero de Caminos, entonces funcionarios, que pidió su pase a supernumerario - una excedencia para dedicarse a un trabajo privado - para poder dirigir las obras de la central: Don Federico Jiménez del Yerro. Federico Francisco Isidro Alejandro Giménez y del Yerro, según consta en el registro civil, nació en Madrid un 4 de octubre de 1874. Allí Estudió en la escuela de Ingenieros de Caminos, y no fue hasta 1904, cuando pasó de ingeniero aspirante a ingeniero del Cuerpo de Caminos Canales y Puertos con categoría de oficial segundo.


Como cualquier Ingeniero de la época estuvo en multitud de destinos, unos públicos y otros privados; la Jefatura de Palencia, la Compañía Leizarán - obras del ferrocarril de Andoain -, Jefatura de Burgos, León, la Dirección de trabajos hidráulicos del Duero, y otros muchos, hasta que el 13 de agosto de 1912 solicitó su excedencia para dedicarse a las obras de la central de Seira. En 1921 pidió su vuelta al escalafón siendo destinado, de ingeniero director de las obras, al pantano de Belsué. Desde entonces estuvo vinculado a puestos en la División Hidráulica del Ebro y en la recién creada Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro, CSHE, luego un breve tiempo en los ferrocarriles andaluces, y más tarde en Madrid donde se jubiló el 4 de octubre de 1944.

Junto a D. Federico, en el cargo de jefe de los servicios hidráulicos de C.G.E., en Barcelona, estuvo el también Ingeniero de Caminos, Diego Mayoral Estrimiana, Gaditano, del Puerto de Santa María, presente "en trabajos durísimos, principalmente en el periodo 1911-1929 en los altos Pirineos de Huesca y Cataluña". Diego Mayoral visitó frecuentemente las obras de la central y aparece en todos los asuntos relacionados con las instalaciones de la Catalana en la zona. Estuvo desempeñando, por su experiencia en el sector, importantes cargos en el Ministerio de Obras Públicas hasta su jubilación en 1941.


La documentación fotográfica de las obras:

Todas las obras de la época contaban con un servicio fotográfico que documentaba la evolución de las mismas, pero la construcción de la central de Seira tiene un hecho diferencial y excepcional. Esas colecciones fotográficas privadas, en ocasiones públicas en pequeñas colecciones – en forma de postales - , en el caso de Seira fueron de unas dimensiones únicas ( no se conoce colección similar ).

Los datos de las dimensiones y características de las ediciones públicas de otras obras son muy difíciles de localizar, pero conocemos los de otro caso coetáneo; las obras del Pantano de la Peña en el rio Gallego.


Severino Bello Poëyusan, Ingeniero director de la obras, prolífico escritor, y más tarde Director del Canal de Isabel II, nos cuenta interesantes datos de la evolución de la obra, y resolución de problemas que se les presentaron.
En el tema de la fotografía nos relata: "Un perito electricista de las obras hizo rápidamente el aprendizaje de la fotografía necesaria a nuestro objeto de demostración y publicidad. Una modesta cámara oscura se montó en un rincón del almacén general. Las vistas de las obras coleccionadas hasta ahora son 224 de 13x18, y de ellas se han repartido 28.560 ejemplares. Con las más características se forma una colección de postales-fototipias, que al presente consta de 84, y de las cuales van tiradas 99.000 tarjetas, repartidas ya en su mayor parte."


En Seira se hicieron varios miles de clichés de las diferentes obras y de ellos se seleccionaron 427 - que se conozcan -, y se llevaron a cabo tres ediciones en forma de postales-fototipias, dos de ellas sin datos ni imprenta y una realizada por la Fototipia Brunner de Zurich, que nos narran, mediante sus imágenes, la secuencia de las obras. Gracias a ellas y a los datos que aportan, podemos tener una visión excepcional y única. También podemos trazar la cronología y evolución de los diferentes trabajos que se realizaron en un lapso de tiempo "muy breve".


La serie de postales de Seira fue extraordinaria en cantidad, aunque no en calidad - desgraciadamente - porque eran fototipias. Otras obras hicieron series "fotográficas" que con su nitidez y resolución nos permiten ver todo tipo de detalles.

Para poder realizar todos los trabajos fotográficos se habilitó una zona, una vez terminada la central, y allí se hicieron todas las copias a papel de los negativos, que en este caso eran de cristal, y en algunas copias podemos apreciar alguna rotura de los mismos. Según un número de orden que aparece en las postales se hicieron aproximadamente 1300 negativos en el tiempo que duró la obra de Seira.

Continuará…

Por José Antonio Cubero Guardiola"

Este artículo se publicó en el número 3 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en julio de 2009.

Este artículo es la segunda parte de:

Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (1)



Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (1)





" Corría el año 1904 y el periódico El Ribagorzano de Graus nos traía terribles noticias: las cosechas estaban perdidas por la sequía, las viñas estaban atacadas por la filoxera y los olivos por el pedrisco que cayó en agosto. En la Ribagorza tenían que comer pan de bellotas por no tener trigo. Las familias emigraban a Barcelona, Francia y América. Muchos abandonaban sus propiedades, mal vendían el ganado, para poder llegar a Barcelona donde un jornal les permitiría dar de comer dignamente a su familia.

Las obras del Canal de Aragón y Cataluña, fuente de ingresos de muchas familias, se antojaban lejanas. Atrás, también quedaba la llegada de aquellos ingenieros, con sus largas botas y su abigarrada figura, armados de desconocidos artefactos, marcando líneas por lugares inhóspitos. Aquellos mil franceses que llegaron de no se sabe donde, en busca de trabajo y que fueron rápidamente colocados en el canal, eran ahora substituidos por los famélicos agricultores ribagorzanos que buscaban desesperadamente su sustento.

Joaquín Costa, en su último retiro, predicaba en sus artículos la necesidad de modernizarse y de aprovechar las aguas del Esera para mitigar las terribles consecuencias de las sequías con estas palabras: " Recogedme ( seguía diciendo en su infatigable canturía el río Esera ); no seáis ciegos, ni desmañados ni cobardes; recogedme a mí, recoged a mi compañero el Ara; recoged a nuestro hijo común el río Cinca; derramadnos por un sistema arterial de venas y brazales a través de vuestros campos, de vuestros olivares, de vuestras dehesas, de vuestros despoblados y páramos..."

Con este duro panorama, en estas fechas, un joven ingeniero Zaragozano llamado Francisco Bastos Ansart, idealista e inteligente, emprendió multitud de empresas en pro de su amado Aragón. Su padre también era Ingeniero, empresario y el hecho de haber cursado ambos sus carreras en el ejército, y ser militares, les había inculcado la rigidez y precisión marcial.




Francisco, en 1904, fijó su residencia en Barcelona y, quizás, algún ribagorzano emigrado, imbuido del cariño por su tierra, le contara las excelencias de sus orígenes y en una fecha indeterminada visitó el rio Esera. Las noticias de sociedad de El Ribagorzano y su curioso editor, Marcelino Gambón, no dieron cuenta de su visita. Imagino que él tampoco quería darse a conocer. Una vez de vuelta a su casa de Barcelona, maravillado por los magníficos parajes ribagorzanos, y vistas las enormes posibilidades del valle, en 1909 era el titular de la concesión hidroeléctrica junto a Eugenio López Tudela.

Francisco era un hombre muy activo, y el hecho de trabajar en esta idea no le impidió seguir con sus proyectos, tales como: diseñar ferrocarriles, dirigir minas, hacer de asesor, y participar en cuantas ideas se le ocurrían. Quizás descubriera las posibilidades del Esera camino de uno de sus proyectos en la cercana Francia, ! quién sabe ¡. Lo que sí es seguro es que era una persona muy observadora y capaz. Supo ver todas las ventajas e inconvenientes que presentaba un proyecto de estas dimensiones.



La Ribagorza, y el valle de Benasque, hasta la construcción del acceso por el Congosto del Ventamillo a comienzos del Siglo XX era un valle mal comunicado. Penosas sendas se abrían paso por los cerros y era imposible llevar a cabo cualquier empresa por liviana que fuera. Algunos viajeros, como el Conde francés A. de Saint-Saud (*), llegaron a decir: “ …los montañeses pobres de España, que viven con dos siglos de retraso respecto a nosotros. “. Este y otros problemas pasaron, más adelante, abultada factura a los constructores de la central. También la calidad de la roca, y su distribución podía ser otro problema si se debía hacer un túnel. Todo esto pasaba por la cabeza de Francisco cuando intentaba hacer su proyecto de aprovechamiento Hidroeléctrico del río Esera. Estudió, también, la posibilidad de hacer varios saltos con la intención de aprovechar la línea de transporte, de 60.000 voltios en el proyecto original, que llevaría la fuerza a Barcelona.

Las experiencias en el transporte de la energía eléctrica a larga distancia no habían hecho más que empezar. Primero en Alemania, Marcel Deprez, en 1882, llevando la electricidad de Miesbach a Munich – 57 kilómetros -, con ocasión de la feria de electricidad de esa ciudad. La obcecación de Edison, en Estados Unidos, y las grandes empresas europeas, en el uso de la corriente continua, retrasó el uso de la incipiente corriente alterna y no fue hasta la instalación de la central de Niagara Falls cuando despegó su uso.



En Aragón primero fue la Compañía Aragonesa de Electricidad con la traída de fuerza del molino de San Carlos a Zaragoza – tres kilómetros -, segunda experiencia mundial – según algunos autores - tras la de Lausen-Frankfort, o la innovadora central de Carcavilla, propiedad de La Teledinámica del Gallego, que aquel 24 de agosto de 1904 a las 19 horas y 7 minutos llevó la electricidad, “ sin interrupción ni contratiempo de ningún género “, a Zaragoza.

Los problemas de las grandes ciudades, la competencia de las novedosas empresas eléctricas con las gasistas, y las novedades en el transporte quedaban lejanos. Los propietarios de los molinos harineros, junto a algunos instaladores eléctricos, habían buscado una segunda utilidad para sus molinos, faltos de actividad, con el fin de buscar una rentabilidad perdida. Algunas villas, como Graus, se adelantaron - al disponer de centrales cerca del núcleo urbano - a otras ciudades más grandes, y la Eléctrica de San Vicente Ferrer, con su turbina de 40 caballos, y dinamo de 15 kw alimentaba 200 lámparas en 1903. Pero esa, es otra historia.



Francisco colaboró con la empresa M. Bertrand e hijo, de Barcelona, como ingeniero asesor, y les vendió las concesiones del Esera. Bertrand e hijo, Central Catalana de Electricidad y la [ Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas ] *** formaron la Sociedad de Fuerzas Hidroeléctricas, SGFH, en 1911, con un capital de doce millones de pesetas. Más tarde, la Sociedad Catalana para el alumbrado por Gas compró a Lebon – de Central Catalana – sus derechos y formó Catalana de Gas y Electricidad, CGE.

CGE inició su andadura espoleada por la competencia del ingeniero canadiense F.S. Pearson, y su empresa Riegos y Fuerzas del Ebro, RFE. Pearson no estaba muy convencido de la viabilidad de su proyecto en Cataluña, pero una visita junto a su amigo e ingeniero Carlos Montañés le hizo ver el futuro de la misma. La lentitud de las obras de CGE y su endeudamiento, la relegaron a un puesto secundario en el mercado catalán en el que RFE era el líder indiscutible.

Bastos había calculado en su proyecto un coste para el salto del Run de 2.272.000 pesetas para la instalación hidráulica, 1.620.000 pesetas para la mecánico-eléctrica y 5.026.000 pesetas para la línea de transporte. Todo el proyecto, incluido el salto de Santaliestra, imprevistos, y direcciones, sumaba 15 millones de pesetas (**).

Francisco se dedicó a otras actividades, entre ellas a la política y fue diputado por Boltaña - el primer diputado regionalista - . Entre las subvenciones que consiguió para las mal equipadas escuelas, figura curiosamente Seira como primera de la lista.



Para hacernos una idea del incipiente proyecto, tenemos la suerte de contar con un narrador de excepción, el fotógrafo Manuel Arribas. Con sus fotografías, que acompañan este artículo, nos iba plasmando los inicios de las obras de CGE en ****.

Continuará…

Por José Antonio Cubero Guardiola
"

Notas no incluidas en su publicación por falta de espacio en la revista:

La fotografia de Francisco Bastos Ansart, única que conozco, está sacada de:
CASTAN PALOMAR, Fernando, Aragoneses Contemporáneos 1900-1934, Ediciones Herrein, Zaragoza, 1934. p.80

(*) LASAOSA SUSÍN, Ramón; ORTEGA, Miguel. El sistema hidroeléctrico del Cinca: cambios paisajísticos y humanos. Encuentro sobre Historia y Medio Ambiente (2º.2001. Huesca). 2001, p. 256-272

(**) BASTOS ANSART, Francisco. El grupo de saltos de agua del río Esera y la traída de fuerza hidroeléctrica a Barcelona. Barcelona, abril, 1912, 43 pp. Gentileza de Anna Bragulat de la Fundación Gas Natural.


Este artículo se publicó en el número 2 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en diciembre de 2008.

(***) 20091004 Modificación de un error localizado por Anna Bragulat - Gracias -

(****) 20111217 La fecha de "los inicios" -que no el inicio- de las obras que aparecía en este artículo era 1914 y la puse siguiendo el estado de las obras que aparecían en las postales el día que las realizó el fotógrafo -Arribas- al compararlas con las postales de las obras de Catalana. En ningún momento pretendí asegurar, de manera taxativa, una fecha, entre muchas otras razones, porque no la sabía. Por eso, para acotar en el tiempo dichos trabajos, puse la fecha como orientación. Tiempo después he encontrado imágenes que, anteriores a esta fecha, nos confirman que las obras, de manera puntual realizando obras auxiliares, comenzaron antes -agosto de 1912- y ya en 1913, desde el mes de mayo, se comenzaron los trabajos principales. Por el estado de los lugares donde se desarrollan las mismas, parece una fecha razonable para situar el principio de las mismas. En el artículo que se publicará en diciembre de 2011 se explican estos nuevos datos.