jueves, 15 de agosto de 2013

Notas sobre la historia de la central de Seira (10). La sonrisa de Ramón Félix Surigué.



Ramón Félix ensayando unas dovelas  de hormigón.
Podemos contar cualquier historia sobre las construcciones y las obras, pero nada tendría sentido sin sus creadores y sus constructores. Serían unos edificios vacíos, sin vida, sin sentimiento. Las personas les aportan el “alma” y sin su intervención y la singularidad de cada uno, nada sería lo mismo. Todo se reduciría a números, estadísticas y plazos. La historia –el relato que cada uno hacemos de nuestra vida o la de los demás- estaría plagada de gráficas, cuadros con cifras y sería fría y carente de interés.

Sin embargo, existe otro factor, más importante si cabe que lo anterior, que sin estar incluido en el estadillo de filiación, ni en el salario, hace que todo sea mejor. Estoy hablando de la empatía y, por ende, de la satisfacción de la tarea bien realizada. Cualquier actividad, si la realizamos con ilusión -con cariño- nos llena el corazón de alegría y encontramos “la felicidad” en su práctica. En Seira, durante las obras, por la mañana, cuando los trabajadores de las mismas se levantaban al amanecer para trabajar de “sol a sol”, se encontraban al fotógrafo que venía a documentar su trabajo, algunos estaban “felices” allí y una sonrisa les iluminaba el rostro, como a Ramón Félix Surigué.

La primera vez que cayó en mis manos una imagen suya, sin reconocerlo todavía, me llamó poderosamente la atención al ver su alegría y la energía que despedía. Me chocaba fuertemente, en el difícil ambiente de trabajo que lo rodeaba, que tuviera esa actitud en la vida. Quizás fuera porque Ramón estaba acostumbrado a trabajar duro, muy duro.

Sus padres, Ramón Félix Simó y María Surigué Brualla, esperaban, como todos los habitantes de la Litera, las aguas del Canal de Tamarite que desde tiempos inmemoriales debían regar sus tierras. El día 9 de enero de 1882, según sus propias notas, nació Ramón Félix Surigué en Alcampell en la provincia de Huesca. Esta fecha no es segura pues en el registro civil figura el día 8 y su hijo Ángel, en su relato sobre su hermana María, lo ubica el día 6. En cualquier caso, nace un frío día “en el seno de una familia humilde” conocida como casa “La Morena”. Desde joven destaca por su gran inteligencia y “no [tardará] mucho tiempo en asumir la responsabilidad de la familia”. Sus cinco hermanos y sus padres, el “clan familiar” como los denomina su hijo Ángel, le acompañarán toda su vida por las obras. 
 
Excavadora en la presa de Villanova (a la derecha Ramón Félix)

Con 18 años ya lo encontramos en Barcelona en la nómina de la Sociedad Struch Hermanos, donde comienza a trabajar como “asentador” de vías. Progresa rápidamente en sus atribuciones “por [el] celo e inteligencia con que ha desempeñado” los trabajos y al poco ya está de encargado en las obras del ferrocarril de Manresa a Guardiola de Bagá, donde permanecerá tres años. También participa en algunas obras de hormigón armado, como el torreón del depósito de agua del Tibidabo.

La Constructora Struch Hermanos, donde trabaja Ramón, obtiene el contrato de construcción del ferrocarril de las minas de Langreo al puerto de Musel y lo trasladan allí. Este trabajo le supone un nuevo reto pues se tienen que construir túneles para el trazado de las vías. El año 1904, pese al interés de las obras, debe abandonar Asturias, pues la humedad de aquellas tierras le está afectando a su salud.

Ramón se casa con Florentina Torres Fumás el día 9 de septiembre de 1905 en Albelda, su pueblo natal. Pertenece a una familia acomodada conocida como Casa “El Bep” (“Bep, en la lengua vernácula albeldense quiere decir José” –aclara su hijo Ángel-).

En estas fechas no falta trabajo en Huesca pues están en su apogeo las obras, entre otras, del Canal de Aragón y Cataluña. El Estado, tras años de tentativas fallidas por las iniciativas privadas -por fin- las tiene a su tutela y se espera que en breve las aguas del río Ésera lleguen a los campos de la Litera. Son muchos kilómetros de canales y se han dividido en sectores que diferentes contratistas se encargan de construir. Uno de estos, José Serés y Plana, contrata a Ramón como su representante en la obras de los cinco kilómetros de canal que tiene asignados. Duran poco estos trabajos, pero el buen hacer de Ramón hace que continúe al servicio del Estado en la segunda sección de canal, a las órdenes del ingeniero de caminos José María Méndez Vigo. El día 27 de agosto de 1907 nace su hija María y al poco trasladan su residencia a Bellver de Cinca. En estas obras permanece hasta el año 1909. Este mismo año, en marzo, nace el segundo hijo varón –el primero falleció a los cinco meses de nacer- y lo llaman Ramón para perpetuar “el patronímico que desde generaciones se imponía al primer varón”.


Firma de Ramón Félix en un plano de la central de Seira (Gentileza Acciona Energía).
Continua en el Canal de Aragón y Cataluña y bajo las órdenes de Manuel Morales obtiene un destajo, terminadas las obras principales del Canal, para ejecutar nueve kilómetros de la acequia secundaria de “La Magdalena”, cerca de su pueblo, y un “acueducto de 90 arcadas en la 3ª sección” a las órdenes del Ingeniero de Caminos Félix de los Ríos.

Ramón, es un hombre autodidacta y complementa las experiencias que va adquiriendo, en una fecha que desconocemos, con unos estudios por correspondencia en la Escuela Libre de Ingenieros que el ingeniero militar Julio Cervera Baviera establece en Valencia. Esta es una escuela innovadora, por su método y por la calidad de su educación. En esta se desarrolla el espíritu de superación que muchos profesionales tenían pero sus limitadas posibilidades les impidieron acceder, por trabajo o por economía, a una formación oficial. Las experiencias de los alumnos que recoge la revista “Electricidad y Mecánica” -órgano de dicha escuela-, relatan experiencias similares a la de Ramón y coinciden plenamente con sus ideales y su situación.

A mediados del año 1910 entra a formar parte de una Sociedad para la construcción de la variante del Ferrocarril en la línea Tardienta-Jaca. Este trazado se ha interrumpido por la construcción del Pantano de la Peña y se deben realizar importantes obras de fábrica, que tienen un importante coste; más de un millón doscientas mil pesetas. El presupuesto final del pantano, incluidas estas obras, ascenderá casi siete millones de pesetas y este dato nos permite valorar la importancia de dichas obras. Allí estará en permanente contacto con Severino Bello Poëyusan, Director de las obras del Pantano, que escribe sobre su aptitudes diciendo: tiene una “notable disposición para organizar convenientemente el personal obrero y los medios auxiliares de la construcción, como, así mismo, una conducta ejemplar”. Viven en el cercano pueblo de Triste y allí nace, el 11 de diciembre, su hijo José. Una vez terminadas estas obras, el 15 de agosto de 1912, entrará al servicio de la Catalana de Gas y Electricidad.

Su figura es fácilmente reconocible por la boina y su traje de pana. A las órdenes de los ingenieros de caminos, Federico Jiménez y Feliciano Enríquez, desempeña la labor de encargado general de todas las obras. Es muy polifacético y dirige todo tipo de trabajos, túneles, presas y, gracias a las fotografías, podemos seguirlo por las mismas. En plena vorágine de estas, nace su cuarto y último hijo; Ángel.

Ramón realiza mejoras y documenta nuevas instalaciones en la cuenca del Ésera y son muchos los planos que llevan su firma. Diego Mayoral Estrimiana, responsable del Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas, certificará que “estuvo en calidad de Jefe Constructor, encargado de las importantes obras de los Saltos del Run, Puente Argoné y Campo…prestando eminentes servicios a la entidad propietaria, por su inteligencia, celo y laboriosidad”.



Grupo en la puerta del Círculo Recreativo (ca. 1926). Sentados, desde la izq.: María Félix Torres, Ramón Félix Surigué, Florentina Torres Fumás, Prima Gómez, Carmen González Fernández (Señora de D. Federico), Federico Jiménez del Yerro, Carmen Jiménez, ?,  Lolita Jiménez, ?, Dolores (Lolita) Crusat Querol (Información gentileza de Rafael Tuneu Crusat). Sentada en el suelo: Pilar Jiménez. De pie a la derecha José Jiménez, izq. ?. (Archivo General Compañía del Salvador (AGCS), M 401,020)

Tras muchos retrasos en las obras de “La Catalana” se termina el pantano de Gradiello, en Campo, y a fines del año 1929 se pone en servicio la central homónima. Las obras de Seira ya han acabado y ese mismo año se traslada a Ramón a Barcelona. La familia Félix-Torres fija su residencia en la calle Trafalgar.

Fruto de su pasión por el trabajo, descuidó sobremanera su salud –nos relata su hijo Ángel- y la bronquitis asmática y una úlcera estomacal “le llevaron por el camino de la amargura” durante toda su vida. Falleció en Barcelona, a los sesenta años de edad, la noche del 19 de abril de 1942.

Esta semblanza biográfica difícilmente hubiera visto la luz con este detalle y extensión sin la buena memoria del hijo más pequeño del matrimonio, Ángel, que escribió en el año 1996 los recuerdos que atesoraba de su familia y de Seira. Gracias a la Hermana Cristina Parejo pudimos acceder a este documento y a las imágenes del Archivo que acompañan este texto y custodia la Compañía del Salvador, (Mi hermana María. Recuerdos personales de Ángel F. Félix Torres, [Barcelona], noviembre de 1996. Original: AGCS, M 603,002).

Por José Antonio Cubero Guardiola
Este artículo se publicó en el número 11 de la revista "Els tres llugaróns", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2013.