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sábado, 29 de marzo de 2025

Notas sobre la historia de la central de Seira (32): Han pasado 80 años...


Cada año tengo asignada una tarea en el Grupo fotográfico Apertura de Monzón: escanear las imágenes para la exposición que organizamos. Por mis manos pasan gran cantidad de negativos y fotografías en papel. En muchas de ellas aparecen personas que conozco, las contemplo en su juventud y no dejan de sorprenderme los cambios que han sufrido en los años transcurridos.  Y cada día soy más consciente que el tiempo no corre, vuela.

 Siempre he pensado -erróneamente- que había tiempo para entrevistar a los mayores y me concentraba en organizarme, primero los de más edad y luego, pensaba, ya llegaré a los más “jóvenes”. Pero nos van dejando y siempre me incomoda el no haber podido entrevistarlos y agradecerles su esfuerzo. Pues todos, en mayor o menor medida, han dejado su huella imborrable en multitud de trabajos que, sin sus recuerdos, pasan a ser parte de nuestro patrimonio material, pero faltos de la información sobre su autoría -ese patrimonio inmaterial tan olvidado- y de cómo se hizo, que es una parte importante de su historia. Eso me trae a la mente cuan ingrato es el género humano, pues siempre nos acordamos de agradecer las cosas a nuestros mayores cuando ya no están.

Es conocido que no me gusta estudiar la época más cercana al conflicto de 1936 porqué está cuajada de relatos, muchas veces poco agradables, y cuyos protagonistas, en muchos casos, aún viven. Por esta razón siempre había dejado eventos cercanos a nuestro tiempo, como la construcción de la central de Argoné, para más adelante. Pero unos hechos inesperados me llevaron a buscar información sobre la central de Argoné y me di cuenta de que hacía 80 años que se inició su construcción y este aniversario me animó a escribir sobre ella.



Jules Daisson

Para comenzar debería explicar el porqué del tramo sin aprovechamiento hidroeléctrico que separa la central de Puente Argoné y el salto de Campo (Gradiello) cuando una se construyó a continuación de la otra. También me gustaría aclarar que Puente Argoné es la central actualmente demolida, junto al puente homónimo y Argoné es la central que se ubica junto al pantano de Gradiello pues son objeto de confusión en muchas publicaciones. Pero todo esto no es posible sin conocer la historia de la concesión de Argoné y sus lazos con la Societé Civile Française des Charbonnages de l’Essera. Esta sociedad tenía la concesión de unas minas de carbón en la zona de Bisaurri -unas 1.481 hectáreas- y pretendía instalar una nueva línea de ferrocarril que partiera desde Monzón, siguiendo el curso del río Ésera hasta llegar a sus instalaciones y así poder transportar el carbón de sus minas hasta los centros de consumo. El proyecto incluía la innovadora idea de dotar a esta línea de fluido eléctrico para mover los trenes. En un primer momento solicitaron dos concesiones, una en Francia, de 3.000 caballos, y otra en España, de 6.300 caballos, en el río Ésera, para la instalación de unas centrales eléctricas que les proporcionaran la energía necesaria para suministrar la fuerza motriz a las locomotoras. Esta concesión en el Ésera estaba situada entre Puente Argoné y la central  de Gradiello (Campo).



Lamentablemente el gerente de la Sociedad, un bordelés llamado Jules Daisson, estaba más interesado en la poesía y en la especulación, que en los trabajos en los que estaba inmersa su empresa. Se habían vendido obligaciones por doce millones de francos en la bolsa de Paris y tuvieron una gran aceptación por las expectativas de una producción de 2.000 toneladas diarias durante, al menos, cincuenta años. La codicia de los promotores les llevó a una nueva emisión de obligaciones y entonces se destapó el fraude: no había tanto carbón como decían los estudios. La sociedad desapareció temporalmente y en 1918 vendió a Catalana de Gas la concesión que tenía en el río Ésera. Como la situación económica no permitía desarrollar nuevos proyectos, este quedó aparcado. En 1920 se constituye la Cooperativa de Fluído Eléctrico que  gestionará el patrimonio eléctrico de CGE y sus concesiones.

Pasó la guerra civil y la Cooperativa de Fluido eléctrico tuvo que cambiar su denominación por la ley de cooperativas de 1942 y cambió su nombre a Compañía de Fluido Eléctrico (CFE). Esta heredó el patrimonio de Cooperativa, incluidas sus concesiones sin construir. La situación económica era complicada y no se podía importar material del extranjero sin complejas licencias. Pese a ello se lanza a la construcción de la central de Argoné, pero de una manera modesta, aprovechando un tramo del canal de Puente Argoné e instalando un solo grupo en la central para que pudieran funcionar las dos centrales a la vez y, más adelante, instalar el segundo grupo cuando la economía fuera mejor.



Interior de la central de Argoné, en primer plano el grupo 1, al fondo el grupo 2 en construcción.

La construcción de Argoné se inició en 1944 -hace 80 años-. En enero se comienza a contratar trabajadores para los trabajos. Los primeros proceden de las localidades cercanas: Seira y Campo. La mayoría peones y algunos tienen experiencia en oficios como albañiles, herreros y también mineros. El jornal que perciben depende de su experiencia y, como siempre han comentado los compañeros más mayores de HECSA, muchos de ellos no duraban en el trabajo y se marchaban rápidamente.  Su procedencia es dispar pues algunos son originarios de Francia y Argelia, aunque lo más habitual es que vengan de todos los rincones de España: Galicia, País Vasco y un largo etcétera, aunque muchos de ellos tienen su origen en Andalucía.



Juan Manuel Rodríguez Sánchez


Uno de estos trabajadores fue Juan Manuel Rodríguez Sánchez nacido el 8 de abril de 1896 en Pedro Martínez, Granada, pero la vida lo llevó a formar una familia en Baena. Carbonero de oficio recorrió media España en busca de trabajo para así poder mantener a su familia. Según le comentaron a su bisnieta en el ayuntamiento de Seira, los de casa Garvín se acordaban de una familia de carboneros andaluces que pasaron por Seira en los años 40, no recordaban sus nombres, pero es posible que fuera uno de ellos. Tiene 8 hijos y para garantizar un sueldo más seguro se desplaza a las obras de Argoné donde es contratado el 18 de julio de 1945 como peón, con un sueldo de 12 pesetas diarias. Recibe además el “plus de cargas familiares”, una bonificación que ayuda a las familias según su número de hijos.



Paulina con sus hijas María y Antonia

Los meses pasan y el dinero que gana lo envía a su mujer para mantener a la prole: Manuel, Francisco, José, Juan, Angel, María, Antonia y Rafael. En junio de 1946 contrae una enfermedad y el día 14 desde el servicio médico de la obra deciden enviarlo al Hospital de Huesca. Avisan a su mujer de la gravedad de su situación y se desplaza, pero ya es demasiado tarde y no puede acompañarlo en sus últimos momentos, pues el día 17 de junio fallece y es enterrado en el cementerio de Huesca. María y Antonia sus hijas gemelas tienen 6 años y su madre se queda como su único valedor.

 Los hijos de Juan Manuel, como su padre, se están buscando la vida y acabarán, curiosamente, en otras obras hidroeléctricas en Pont de Suert con la ENHER. Paulina, su madre, fallecerá pocos años después dejando a las gemelas, con tan sólo 11 años.

La bisnieta de Juan Manuel, Natalia, buscaba a su bisabuelo, pues su abuela Antonia, la niña que quedó con tan pocos años falta de padre y luego de madre, no sabía dónde estaba enterrado. Una vida muy dura la que le tocó vivir y siempre con la incógnita del destino de su progenitor. Una historia que, al final, tuvo un desenlace positivo y Antonia pudo conocer donde estaban sus restos y así poder cerrar ese círculo que se inició con su partida de Baena.



Antonia en la actualidad


Han pasado casi 80 años de esta historia y, como le ocurrió a Juan Manuel, muchos de sus compañeros, trabajadores de estas obras, fueron, seguramente, protagonistas anónimos de historias similares. Sirva este modesto artículo de recuerdo a estas personas que dejaron familia y hogar en busca de un futuro mejor.


Agradecimientos: A Natalia, bisnieta de Juan Manuel, por todas las facilidades para escribir este artículo y también para Antonia, su abuela.


Este artículo se publicó en el número 33 de la revista anual "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el año 2024.

 




viernes, 12 de enero de 2024

Notas sobre la historia de la central de Seira (31): Han pasado 111 años...

    


    La revista Madrid Científico publicaba en su número 749, correspondiente al día 25 de agosto de 1912, un artículo titulado “Por el Pirineo”. Este relata la conversación entre tres ingenieros de caminos; uno adscrito al servicio de las Carreteras pirenaicas, probablemente Manuel Diz, otro al Canal de Castilla y el tercero el director de la revista, Francisco Granadino, sobre la organización de una hipotética visita al Pirineo oscense. A renglón seguido, cual diario, se da noticia de los distintos avatares ocurridos en el viaje, las emociones vividas por los participantes y un buen número de fotografías de los numerosos rincones que se han recorrido en el mismo.  Destacan, por el gran número de instantáneas, las dedicadas al congosto de Ventamillo, que ellos denominan “de Benasque”.

El pasado mes de agosto se cumplieron 111 años desde la publicación de aquel diario y aprovechando la relación de los autores con su “compañero Mayoral” (Diego Mayoral Estrimiana, responsable de las obras de Catalana de Gas y Electricidad) y también de la importante obra que se está llevando a cabo en la carretera de Seira, es un interesante texto para conocer los cambios que se han obrado en el valle del Ésera en estos últimos 111 años.

 

    “-Decía usté que a las siete de la tarde tomaríamos el correo de Zaragoza…

-Sí, señor; y a las seis de la mañana estaríamos en la capital de Aragón; cambiaríamos de tren, y a las doce del día llegaríamos a Barbastro. En Barbastro almorzaríamos, descansaríamos un par de horas, y a las tres o tres y media de la tarde tomaríamos el automóvil.

-¿Qué auto?

-El de nuestro compañero Mayoral, que actualmente dirige el estudio de dos importantes saltos de agua en el Ésera, y que nos lo cedería un par de días.

-Muy bien; adelante…

-Decía que tomaríamos en Barbastro el auto a las tres o cuatro de la tarde, cruzaríamos en una hora u hora y media el hermoso valle del Cinca; entraríamos en la cuenca del Ésera y llegaríamos a Graus, daríamos un vistazo a tan interesante población, y a la caída de la tarde recalaríamos en Ventamillo.

-¿Qué pueblo es ese?

-No es pueblo; es un caserón edificado en las estribaciones del Pirineo, a la entrada del congosto de Benasque, donde solemos pernoctar los ingenieros cuando vamos a visitar las obras de las carreteras pirenaicas.

-¿Y hasta allá llegaremos en auto?

-Hasta allá y más allá, pues que llegaremos hasta el mismo Benasque…”

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”. 

Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    A finales del año 1911 se terminó el último escollo, el puente de El Run, que faltaba para poder acceder hasta Benasque en automóvil. Quedaba comunicado el valle con el resto de la provincia, con todas las consecuencias que eso conllevaba.

 

    “El automóvil deja atrás a Graus, y sin perder nunca la orilla del Ésera, nos deposita en Ventamillo, próximamente a mitad del camino entre Graus y Benasque. Allí empieza ya el paisaje propiamente pirenaico. En las cumbres de las sierras que nos rodean y en las vertientes del tercio superior de las montañas, se ven grandes manchas de nieve. El terreno se hace cada vez más bravío y salvaje. Los hombres no lo son menos. Sabemos en Ventamillo que días antes un desventurado destajista de aquellas carreteras, tras una liquidación ruinosa, se ha colocado dos cartuchos de dinamita, uno en la boca y otro en la faja, y así ha liquidado su vida. 

En Ventamillo cenamos y dormimos. Al día siguiente reanudamos la excursión.”

 

    Destacar la sensibilidad y respeto por el medio ambiente que comienza a impregnar la visión de los ingenieros.

 

    “Describir punto por punto todas las hermosuras vistas y admiradas en tan agradable excursión requeriría un tiempo, un espacio y unos conocimientos alpinos que carecemos, y de ahí que nos hayamos de limitar a evocar y documentar algunos de los recuerdos que más presentes han quedado en nuestro espíritu, prefiriendo, naturalmente aquellos que se refieren a parajes poco conocidos -pudiéramos decir que casi inéditos para la mayoría de las gentes- por hallarse enclavados en regiones a medio explorar hasta ahora que se han abierto a la circulación determinadas carreteras. Algo hemos de decir acerca de la conservación por cuenta del estado de estos parajes a que ya en el extranjero se les designa con el nombre de “monumentos naturales”, y que en todos los países cultos comienzan a fijar la atención del los Gobiernos, tanto al menos como los monumentos históricos”.

 

    Uno de los viajeros, especialmente implicado en la gestión de las carreteras, hace hincapié en su magnífico estado y el esmerado mantenimiento.

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”.

 Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    “La primera observación que hace el turista…es que la carretera se halla perfectamente conservada. En el reparto del presupuesto de conservación, la provincia de Huesca no ha sido seguramente de las cenicientas, y si al difunto Camo deben aquellas gentes tal merced, cada pueblo debiera elevar una estatua a dicho cacique…”

 

    El paso del congosto “de Benasque” es objeto de múltiples comentarios de su belleza y de las ingentes dificultades que tuvieron que vencerse para la instalación de la carretera.

 

    Vamos internándonos en el Pirineo. Llegamos a la entrada del llamado congosto de Benasque. A medida que avanzamos, la cañada se estrecha sensiblemente hasta convertirse en cañón y las paredes de la tenebrosa falla se elevan a pico hasta perderse allá arriba, en las profundidades del cielo.

Al comienzo de la angostura la habilidad de los ingenieros, aprovechando todos los accidentes de la grieta, han ido plegando audazmente la sinuosa cinta de la carretera a la raíz del murallón, a la cenefa de los tajos, a los retallos del abismo, llegando en ocasiones a invadir con atrevidos muros de sostenimiento el cauce del torrente; más se llega a un punto en que no hay habilidades ni audacias que valgan; el trazado queda acorralado, inmovilizado, embotellado, sin salida posible; hay que apelar al supremo recurso de embestir en túnel el ingente acantilado.

Cuantos poseen elementales nociones de ingeniería se preguntan intrigados cómo se pudo estudiar y replantear este túnel, pues a menos de robarle las alas a las águilas, la cosa no tiene explicación posible. Efectivamente, no se hizo estudio previo del túnel, porque todos los intentos de exploración se estrellaron ante la imposibilidad de tantear con los aparatos topográficos aquellos abismos insondables y aquella crestería inaccesible.

¿Qué solución quedaba? Tomar como orientación aproximada la dirección general del barranco y atacar el acantilado con la galería de avance, a salir donde Dios quisiera. Hubo suerte y se salió del paso sin grandes sacrificios ni dificultades. Como prueba de lo abrupto del terreno, invocaremos el dato de que los cinco o seis kilómetros de carretera que salvan el congosto de Benasque han costado millón y pico de pesetas -a 200.000 pesetas aproximadamente el kilómetro- y aún así y todo, el negocio ha resultado ruinoso para el contratista.

Pasado el temible cañón, y sin abandonar el camino el curso del Ésera, el terreno, por fin, se abre y se despeja, y al abrirse y despejarse, se suceden en prodigiosa cinta panorámica una porción de valles, vegas, prados y vergeles, tan soberanamente bellos, que parece cuentos de hadas, y tan soberanamente lindos, cual los que pudieran existir en el propio paraíso terrenal”.

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”.

 Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    Ya han pasado 111 años de aquella visita y afortunadamente todavía emociona al visitante recorrer los farallones del Congosto. El corazón se encoje emocionado ante tanta belleza y las paredes vertiginosas, al pasar a sus pies, nos recuerdan, sin mediar palabra, lo pequeños y frágiles que somos.


Este artículo se publicó en el número 32 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2023.

sábado, 15 de julio de 2023

Notas sobre la historia de la central de Seira (30): A.C.O. (Ateliers de Construction Oerlikon)




   
Los Ateliers de Construction Oerlikon (A.C.O.) fueron los responsables de la fabricación de buena parte del aparellaje eléctrico de la central de Seira. La Revue Générale d’Eléctricité, el año 1922, publicó un amplio reportaje, de la mano del publicista Jean Reyval, describiendo sus instalaciones. El artículo no se limitaba a unas someras fotografías, pues cada elemento estaba acompañado de numerosos datos técnicos, lo que permitía un conocimiento muy detallado de las características de la central.

   Entre todos estos elementos, uno fundamental en una central hidroeléctrica es el transformador. Esta máquina eléctrica permite elevar la alta tensión que genera el alternador, en este caso 6.000 voltios, a los 125.000 voltios que, en teoría, debía soportar la línea eléctrica. Esta elevación se realiza para reducir la intensidad transportada, pues las pérdidas de una línea no dependen de la tensión, pero sí de su intensidad. El tamaño de este equipo depende de varios factores: la potencia, que es el producto de la tensión a la que genera, por la intensidad que circula por los conductores y la tensión de funcionamiento, que obliga a instalar aisladores apropiados a dicho potencial.

   No funcionó este equipo a los valores proyectados pues la tensión de la línea que debía transportar la energía producida por la central de Seira debía ser 130.000 voltios, pero las dificultades con los diferentes elementos implicados en su transporte hicieron que hasta 1922 la tensión de la línea fuera de 66.000 voltios, fecha en la que se elevó su tensión hasta los 110.000 voltios actuales.






   Este cambio de valor lo permitió una característica constructiva de la mayoría de los transformadores que disponen de un conmutador de tomas y mediante este es posible ajustar la tensión de salida a diferentes valores. En este caso permitía unas tensiones de 95.000, 110.000 y 125.000 voltios, pudiendo elegir entre ellas, lo que permitió reducirla un escalón para evitar problemas con su aislamiento y las deficiencias de la línea de transporte.
   El récord que se hubiera conseguido, de la línea más larga de Europa con esa tensión, fue imposible de conquistar por la precariedad de la situación en la que se encontraba Europa implicada en una guerra. Los materiales más básicos escaseaban y los disponibles habían subido su precio por la gran demanda. Oerlikon disponía de un equipo de ingenieros de primera línea y los responsables de los trabajos estaban perfectamente preparados para asumir ese reto, pero los aisladores que disponían no permitieron elevar la tensión de trabajo más allá de los 110.000 voltios citados.

   Se instalaron cuatro transformadores idénticos; uno para cada grupo y otro de reserva, de una potencia de 9 MVA ó 9.000 kVA de potencia aparente. Los transformadores, para hacernos una idea de las exigencias de los constructores suizos, fueron probados, durante un minuto, a 250.000 voltios.

   Los transformadores son máquinas eléctricas imperfectas y conocemos su rendimiento gracias a los datos del artículo, que era del 98,7 %. Las pérdidas acaban traduciéndose en calor y para refrigerarlos, el aceite aislante que tienen en su interior se hace circular con una bomba. En la parte alta del transformador se encuentra el aceite más caliente y desde allí, pasando por unos serpentines alojados en una piscina de agua corriente, para reducir la temperatura, se vuelve a introducir en la parte más baja del transformador.



   Para el mantenimiento del aceite se habían instalado seis depósitos de 8.700 litros cada no y un filtro de aceite para poder mantenerlo adecuadamente. Cada transformador disponía de una válvula de vaciado rápido para poder evacuar, en caso de incendio, los 5.500 kg de aceite de su interior y descargarlos en los depósitos citados. 
Todo este aparellaje estaba instalado en una gran sala, con gruesos muros separadores, que se denomina E.T.P. o Estación de Transformación principal. Y alberga los equipos necesarios para poder realizar la elevación de las tensiones. La salida de los transformadores, mediante unos seccionadores, se enviaba a un doble juego de barras, que sustentadas por la cerchas del tejado y unos aisladores, permitían elegir entre las dos salidas posibles. Este sistema eestaba pensado para evacuar la energía producida por la central a una línea de doble circuito que, aunque aparece en el esquema eléctrico del artículo, tampoco llegó a hacerse realidad. Las dos barras se podían interconectar por un interruptor fabricado por ACO. Este equipo tenía tres grandes depósitos y en su interior 7.500 kg de aceite, una cantidad superior a la utilizada por un transformador. Se había ensayado, para comprobar su aislamiento, a una tensión muy superior a la tensión de funcionamiento; 300.000 voltios.

   Otro elemento de la aparamenta descrito en el artículo son los pararrayos, que en este caso eran electrolíticos y servían para proteger los equipos de posibles descargas atmosféricas que tuvieran lugar en la línea. En aquellos momentos las tormentas eran las responsables de gran número de averías. Para proteger a los alternadores de las sobretensiones generadas se instalaron unas bobinas denominadas reactancias que se alojaban en un edificio separado de la central. 

   El artículo ilustra las descripciones con fotografías de la construcción: El transporte de las partes de un estátor, con una larga reata de mulos o la instalación por un grupo de trabajadores de un poste de la línea.

   Para terminar, describe las características de la línea de transporte: 250 kilómetros de longitud, 14 tipos de postes de una altura entre 18 y 35 metros y de un peso entre 1.125 y 5.048 kilogramos, con un número total de 1.512 en el recorrido.

   Entre la “ETP” -Estación de transformación principal- de Seira y su destino se disponían tres subestaciones en el recorrido: Perarrua, Manresa y Sabadell.

   Un gran esquema unifilar a doble página hace un recorrido por todos los elementos de la instalación. A este tipo de planos, de gran tamaño, se les suele denominar coloquialmente “sabanas”.



   Pero hay que mirarlos con cierto espíritu crítico pues no siempre coinciden los planos con la realidad y tal como ocurre con los valores de tensión citados, se puede dar crédito a las ideas iniciales del proyecto e inducir a error.

   En este documento aparece en línea discontinua el grupo 4. La central se construyó con tres grupos, pero la obra civil estaba preparada para instalar el cuarto grupo que nunca llegó a instalarse.

   Una de las cuestiones más curiosas de toda la instalación son las tierras líquidas. Unos electrodos introducidos en una piscina, se podían conectar a las barras de 6.000 voltios  de la instalación mediante un interruptor y así “cargar” la central. Todo un calentador de agua del que se desconoce con exactitud su funcionamiento. 

   Este artículo se publicó en el número 31 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2023.


domingo, 11 de diciembre de 2022

ENHER, 75 anys. Noves perspectives.

 



    Tras las jornadas celebradas en septiembre del año pasado en Pont de Suert con ocasión del 75 aniversario de ENHER, el CERIb ha editado un nuevo número de Ripacurtia con las colaboraciones de los ponentes. 

   Esta publicación es un recorrido transversal a los importantes cambios en el paisaje que produjo la llegada de ENHER al valle del Ribagorzana.

El artículo "Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos"  pretende dar unas pinceladas sobre el desarrollo de las mismas y despertar la curiosidad y el interés por una época muy interesante y crucial en el desarrollo hidroeléctrico e industrial.

  Resaltar, pues están fuera del valle del Ribagorzana, las importantes instalaciones hidroeléctricas que construyó y explotó ENHER en el río Cinca (Mediano, Grado I y Grado II) y en el río Ebro (Mequinenza y Riba-Roja). Estas vertían -y vierten- la energía que producen en una línea a 220 kV que desde Barcelona conecta el Ribagorzana con Mediano y bajando por todo el río Cinca hasta Monzón, Mequinenza, Riba-Roja  conecta con Ascó y Vandellós, donde termina su recorrido a dicha tensión, cerrando el anillo con Barcelona a 400 kV. 

  

viernes, 18 de noviembre de 2022

Notas sobre la historia de la central de Seira (29): Maschinenfabrik Oerlikon (M.F.O.)



   Vista de las instalaciones de M.F.O. en 1967. (ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Fotograf: Comet Photo AG (Zürich)

   

 En la localidad suiza de Zúrich, se encontraban algunas de las empresas que suministraron buena parte de los materiales para la construcción de la central de Seira.

   Su importancia económica y humana llevo a trasladar el nombre de dichas a empresas a la denominación de los barrios o distritos donde estaban ubicadas.


   En la parte oeste de la ciudad, junto al río Limago, se encuentra el distrito de Escher Wyss. Actualmente es un barrio de moda que compagina las zonas residenciales con un amplio surtido de tiendas y zonas de ocio nocturno.


   En el lugar donde se localizaba la fábrica encontramos un nuevo parque tecnológico que ha conservado algunas de las instalaciones de la antigua factoría que ocupaba 17 hectáreas. Turbinenplatz, Escher Wyss platz son algunos de los nombres de las plazas de la zona que nos indican cual fue la actividad de dicha empresa.


   Escher Wyss Co. o abreviadamente EWC, como aparece en sus planos y su correspondencia, era una empresa dedicada, principalmente, a la construcción de turbinas y reguladores. A EWC le ocurrió lo que a la mayoría de las empresas constructoras de turbinas que, poco a poco, fueron comprándose unas a otras y concentrándose.  El año 1969 fue adquirida por la suiza Sulzer y actualmente se denomina MAN Energy Solutions. Esta empresa sigue construyendo turbinas y sus talleres se ubican en algunas de las instalaciones originales de EWC.

 

   En la parte norte de la ciudad, junto a un importante nudo ferroviario, se encontraba Maschinenfabrik Oerlikon, más conocida por sus siglas MFO. Destacaba en la fabricación de máquinas de tren y, como muchas otras, también tenía una división dedicada al armamento militar. Aunque a nosotros la parte que más nos interesa es la dedicada a la construcción de máquinas eléctricas.




En 1863 MFO inicio su actividad de construcción de máquinas herramientas y tras una amplia historia como constructores de alternadores y transformadores, como ocurrió con otras empresas del mundo eléctrico, fue adquirida por Brown Boveri el año 1967, pasando, años después, a formar parte del grupo ABB. Esta sociedad actualmente conserva algunos edificios originales donde desarrolla sus actividades. Aunque la mayoría de las instalaciones han desaparecido o se han reconvertido, como una parte del edificio de talleres que ahora es un centro de convenciones. Junto a este hay un moderno jardín que se denomina MFO-Park. 


 

   Afortunadamente en Seira se conservan varios elementos cardinales de la central que fabricó MFO y que son un soberbio ejemplo de su saber hacer: los tres alternadores y sus respectivos transformadores de potencia. También podemos encontrar pequeños equipos de esta marca en algunos aparellajes y elementos auxiliares. Destacan por su estética y el delicado diseño los pequeños motores de accionamiento a distancia del regulador de turbina y de tensión. Sus formas redondeadas nos recuerdan al art-decó que estaba tan de moda en aquellos momentos. 

 

 

   La construcción de la central de Seira es escasamente citada en los artículos técnicos y  “propagandísticos” al contrario de los amplios reportajes que ilustraban, con todo lujo de detalle, las instalaciones de empresas como Riegos y Fuerza del Ebro. La excepción fue el reportaje que publicó La Revue Générale d’Eléctricité el año 1922 -hace cien años-. Un extenso artículo de 22 páginas sobre la central de Seira -el único que se ha localizado con este nivel de detalle- donde desgranaba las características de las instalaciones, haciendo hincapié en los equipos de MFO. Jean Reyval, un conocido publicista, firmaba el artículo, al que acompañaban una importante cantidad de fotografías, diagramas y datos técnicos. Probablemente, como ocurría en otros artículos, este fue promovido por MFO para propaganda de los trabajos realizados por la empresa.


 

   El artículo es una completa descripción del sistema y comienza haciendo una declaración de intenciones de los constructores de la central:


“Entre el nacimiento del rio Ésera y su encuentro con el rio Cinca hay una diferencia de nivel de 1.800 metros y será utilizada en diferentes saltos para producir energía eléctrica destinada a transmitirse a Cataluña”.  


   Siguiendo con la descripción del equipamiento realizado para las obras, donde  hace un guiño a “la catalana” por las excelencias de sus instalaciones: “La sociedad ha construido, los edificios necesarios para las oficinas, el chalet para el ingeniero jefe y diferentes alojamientos para empleados y montadores, con o sin familia, y un gran número de barracas, una escuela, una panadería, un hospital y un pequeño equipamiento para la guardia civil, un aserradero, una oficina de correos y una iglesia”.


   En relación a los servicios necesarios para la obra continúa su descripción:


“La sociedad instala también un taller mecánico, almacenes y un garaje para los automóviles y unas cuadras para proteger a 300 mulas utilizadas en el transporte de los diferentes materiales desde la estación de tren de Barbastro situada a 76 kilómetros de Seira. La sociedad ha instalado unas tiendas para abastecer de todo lo necesario para la subsistencia de los trabajadores“.


Diego Mayoral Estrimiana 


   En la parte técnica comienza explicando que todos los proyectos han sido ejecutados bajo la dirección del ingeniero de caminos Diego Mayoral Estrimiana, jefe de la “sociedad catalana de gas y de electricidad”, y “apenas es necesario recordar las innumerables dificultades que fue necesario vencer para llevar, durante la guerra, tal empresa a buen término”.

 

   Después de la introducción continúa con la descripción del salto, comenzando por la captación de agua del río Ésera en el azud de Villanova y destacando los parámetros más interesantes, como son el caudal: 25 m3/s y los 8.871 metros de longitud que separan el azud del “chateau d’eau”, denominación que le dan los franceses a la cámara de carga o cámara de agua. Esta tiene, según el artículo, 50.000 metros cúbicos de capacidad y está excavada en la roca. 1.110 metros separan la cámara de la central  y aunque la idea es instalar dos tuberías, en aquellos momentos, sólo hay una instalada y tiene un diámetro de dos metros y medio. La tubería atraviesa el rio Ésera a través de dos estructuras metálicas de 15 y 30 metros. 


   La parte correspondiente a las turbinas es breve: tres turbinas de 10.600 caballos de potencia con un salto de 138 metros y un rendimiento del 86 por ciento a esa potencia. Aunque la intención y la previsión era instalar cuatro turbinas. También reseña los dos grupos auxiliares, de 600 caballos, que están provistos de turbinas tipo Pelton y tienen un rendimiento menor que las turbinas Francis: 75 por ciento. 


   El alternador construido por los “Ateliers de Construction Oerlikon”, A.C.O., es ampliamente descrito y comienza explicando el tipo de acero del eje: “Siemens Martin” forjado. El rótor tiene una cruceta de acero colado y los polos están fijados por cuñas por un sistema patentado por ACO. La ventilación se realiza mediante un ventilador sujeto al rótor que expulsa el aire al exterior y no lleva filtros por “la pureza del aire”. Detalla el peso de cada parte del conjunto: el estátor de 41 t, los polos de 17,2 t, el cuerpo del rótor de 19 t y el eje de 5,8 t, en total 102 toneladas.  Explica que, por razones del transporte y de las limitaciones del puente de El Grado, la pieza más pesada, incluyendo el embalaje no debía sobrepasar las 12 t y obligaba a dividir el estator en cuatro partes. Un puente grúa de 50 t servía para poder instalar las piezas de todos los elementos en sus ubicaciones.


   Continúa el artículo con la descripción de los transformadores y de la línea de transmisión, que lo dejamos para el próximo artículo.



Rótor de los alternadores OERLIKON originales.


Este artículo se publicó en el número 30 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2022.


lunes, 6 de septiembre de 2021

Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos.

 


Durante los días 2 al 4 de septiembre pasado se ha desarrollado en Pont de Suert el Curs d'Estiu de la UdL titulado: "ENHER, 75 anys". Las jornadas, con un apretado horario de actividades, han desarrollado un variado e interesante recorrido por la historia de la empresa ENHER y su impacto en la cuenca del Ribagorzana en su vertientes histórica, antropológica y lingüística.

El día 4 tuvo lugar la presentación: "Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos" y en ella hice un recorrido por las concesiones en dichos ríos y los actores que participaron en las mismas, sus diferentes procedencias y profesiones. Una breve pincelada de sus biografías permitía poner cara a algunas personas importantes en la historia de la hidroelectricidad en dichos ríos.

En una de las concesiones desgrané la cronología de los diferentes trámites que tenían lugar en el proceso de tramitación de la misma, haciendo hincapié en la idiosincrasia de las instituciones que participaban en la misma, tanto de la provincia como del Ministerio de Fomento.

Unas jornadas altamente enriquecedoras que nos permiten conocer y apreciar el trabajo que realizan los investigadores en este campo y certificar que la historia se enriquece de estas visiones transversales.





jueves, 12 de agosto de 2021

La central hidroeléctrica de Seira cumple 100 años.

    
 Acabo de darme cuenta que no había colgado en el blog el artículo que se publicó el año 2019 en el número 112 de la revista Guayente. El año 2018 se celebró por todo lo alto el centenario de su puesta en marcha y después de este, la amable invitación de Lola Aventín para escribir un artículo sobre Seira fue el motivo perfecto para intentar explicar y acercar la apasionante historia de la central y de su impacto en la zona a todos sus lectores de la revista.


    La central hidroeléctrica de Seira cumple 100 años.

 

    Cien años, ¡quien los cumpliera! Aunque lo verdaderamente importante no es la edad, como se suele decir con las personas, sino el magnífico estado en el que se encuentra -su salud-, pues la central de Seira sigue trabajando, haciendo kilovatios, cien años después de su puesta en marcha. Piensen si su último coche hubiera aguantado semejante trote…

    ¿Pero la central de Seira es la más antigua de los Pirineos? preguntan muchas personas al ver y disfrutar del espectáculo que supone, para los sentidos, recorrer sus instalaciones. Les cuento.  Cuando entró en servicio la central de Seira en 1918, había muchas centrales hidroeléctricas en funcionamiento. Sin ir más lejos en Benasque. Cuando todavía no llegaban los carros a la villa, el año 1897, ya disfrutaba de los "beneficios del alumbrado eléctrico" gracias a "dos bonitas máquinas dinamos de cuatro polos, adquiridas de la acreditada casa Schuckert y Compañía". ¿Entonces es la central de Benasque la más antigua de los Pirineos? No. Es complicado decidir cual es la más antigua pues deberíamos plantearnos si contamos, por ejemplo, con nuestros vecinos del norte.  Como pueden imaginar es una cuestión de los límites y las características de las mismas que elegimos para ordenarlas. Aunque ¿es necesario para darle el valor que se merece?...

Anuncio de prensa buscando obreros, año 1917. Colección privada.

    Al margen de estos matices, a comienzos de siglo, los dueños de algunos molinos harineros  modernizan sus instalaciones para producir electricidad y, aunque estas centrales no tienen una gran potencia, permiten a estos afortunados pueblos utilizar el fluido eléctrico para alumbrar a sus vecinos antes que muchas capitales de provincia.  

    Aragón es pionero en España en el transporte a largas distancias. En el año 1894 se realizan los primeros transportes desde la central de Casablanca a Zaragoza y en 1904 se incrementan distancias y potencias con las centrales de Marracos -con una línea de 30.000 voltios y 46 kilómetros- y, ese mismo año, alargando la línea hasta Carcavilla -90 kilómetros-, para transportar la energía producida en el río Gallego hasta Zaragoza. Eran las centrales más grandes de la época en Aragón y contaban con la tecnología más puntera para poder realizar la elevación y el transporte de la energía.

Interior del túnel artificial antes de su hormigonado. En primer plano a la izquierda, Ramón Félix Surigué. Junto a él -y sobre él- sus tres hijos, 9 de diciembre de 1917. Colección privada.


    En 1914, cuando el valle del Ésera estaba en plena vorágine por las obras del Salto del Run, como se denominaba la central hidroeléctrica de Seira al principio, se puso en marcha la central hidroeléctrica de Capdella, en Lérida, y en aquellos momentos fue la primera gran central del Pirineo español sin duda. En 1916 pierden su efímero título al ponerse en funcionamiento la central de Talarn en el Noguera Pallaresa. En 1918 Seira se convierte en la central hidroeléctrica más grande del Pirineo aragonés y también de Aragón. Este título, también es efímero pues la puesta en servicio de la central de Lafortunada, en 1923, movida por las aguas del río Cinca, cinco años después, les quita a todas los galardones. En aquellos años de continua evolución, los avances se suceden y los "records" quedan en poco tiempo olvidados y sobrepasados.

Aunque, sin lugar a dudas, lo más relevante es la importancia que tiene la instalación de esta central en el valle del Ésera, en la Ribagorza, en Huesca y hasta en España. Las obras de la central dan trabajo a muchas personas que se aventuran a venir de todos los rincones de España. No olvidemos que hasta diciembre de 1911 no se abre el acceso a vehículos de ruedas hasta Benasque.

Virolas de la tubería esperando su colocación, 1 de enero de 1918. Colección privada.


Todo es innovador para aquellos trabajadores. Algunos especialistas vienen de las obras de otras centrales atraídos por los altos sueldos o bien directamente reclutados por agentes que las empresas tienen para ello. En cualquier caso, hasta para los más especializados, las instalaciones son superlativas; turbinas de 10.600 caballos, las instalaciones eléctricas con transformadores trifásicos de 9.000 kVA -la mayor potencia instalada en aquellas fechas- y tensiones de 130 kV, sin parangón en España, también totalmente novedosas; todo un reto para sus constructores.

En 1912 cuando el ingeniero zaragozano Francisco Bastos Ansart  estudia las diferentes opciones para su explotación pues no se plantea batir ninguna marca, ni ganar ningún título, tan solo pretende obtener energía eléctrica barata. El carbón, fuente primera para la producción de la energía eléctrica en las grandes ciudades, esta subiendo su precio y los “experimentos” de transporte a larga distancia se publicitan en revistas técnicas como la solución a todos los problemas. 

Es en ese momento es cuando los ingenieros se plantean la posibilidad de traer la energía desde el Pirineo a las grandes ciudades. Y a la par se inicia una alocada carrera por obtener las concesiones hidroeléctricas a cargo de políticos, nobles y algunos industriales -los menos-. Pero esa es otra historia.

Una cimbra instalada para servir de soporte para la bóveda de un túnel, 16 de junio de 1917. Colección privada.

Volviendo al proyecto de Bastos, al mirar sus cálculos somos conscientes del reto que se plantea, pues la distancia entre Seira y Barcelona es muy grande, la mayor en aquellos momentos en España para una línea eléctrica, y el proyecto determina una tensión de 70 kV, todo un reto, aunque el tiempo y la evolución de la técnica, acabará por cambiarlo todo.

Bastos, ingeniero militar en excedencia, es una pieza clave, pero no por sus aportaciones, sino por su ubicuidad. Está en el momento adecuado, con una concesión muy atractiva, delante de las personas que tienen el dinero y se le abren todas las puertas. Una vez cerrado el trato, con un 12 por ciento de acciones de la empresa que se crea -La Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas-  deja de tener el control del proyecto, pero hace un buen número de contratos con su empresa a cargo de los constructores de la central. Manuel Bertrand, industrial textil, es el accionista de referencia con el 38 por ciento junto a la Sociedad Catalana para el alumbrado por Gas que tiene igual proporción. Bertrand esta interesado en traer la electricidad a Barcelona pasando por Manresa donde tiene sus fábricas.

En cualquier caso lo más importante es llevar a cabo las obras, sacarlas del papel, y, en ellas, el verdadero artífice es el ingeniero jefe del Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas y Electricidad, el ingeniero de caminos gaditano Diego Mayoral Estrimiana. En 1899 supo ver la importancia de la electricidad y completa sus estudios en Zurich, en su Politécnico. Representa a España en el Congreso de Electricidad de 1900 en Paris, junto al gran José Echegaray, entre otros hitos de su carrera, y es el verdadero promotor de las obras. En el campo de “batalla” tiene dos grandes apoyos: el primero, el también ingeniero de caminos Federico Jiménez del Yerro, como director y, el segundo, no menos importante, Ramón Félix Surigué, que es el jefe de la obra.

A Mayoral le toca lidiar con todas las dificultades. La obras de Seira se inician el año 1912 -cuando comienza la de Capdella, no lo olvidemos- y en 1914, ya mandan energía a Barcelona sus competidores. En Seira no ven el final de los trabajos; las afecciones de toda índole que la gran guerra provoca en el aprovisionamiento de los suministros, no permiten concretar la posible puesta en marcha de la central.

Draga eléctrica en la presa de Villanova, 17 de marzo de 1915. Colección privada.


¿Pero la línea es la más larga o no? Cuando se proyectó, la idea era hacerla doble -dos circuitos- y a 70 kV, pero los  retrasos en la obra impiden ponerla en servicio en 1914 como se pensaba y esta demora provoca que, en 1917, los promotores se planteen llevar, a cualquier precio, la electricidad hasta Barcelona. Para cumplir esta premisa se arrienda la Eléctrica del Cinca y su salto de Arias, en el río Cinca, y se construye una línea que une este salto con la línea de Seira-Barcelona en la localidad de Las Ventas de Santa Lucía, donde luego se construirá la subestación de Perarrúa. Así se lleva en un primer momento la energía hasta la central térmica de San Adrián para su respaldo y distribución.

En 1918, cuando se pone en funcionamiento la central de Seira, se  utiliza un valor de tensión cercano a los 62 kV en la línea, más bajo del proyectado, y no es hasta el 21 de diciembre de 1922 cuando se eleva al valor actual de 110 kV. Se realizan pruebas con la tensión del proyecto -130 kV- pero nunca funciona de manera permanente esta tensión, por lo que nunca consigue el record que se cita en los libros.

La central, vista desde oeste, antes de colocar las tejas, 2 de mayo de 1916. Colección privada.

    La historia de la central, como dejan entrever estas líneas, no merece pasar a la historia por este cúmulo de problemas que provoca, en gran medida, la gran guerra, aunque estos nos dejan ver el esfuerzo titánico que realizan los ingenieros que luchan por llevar a buen término la obra. Su primer gran logro es conseguir que la central se ponga en marcha. Los dueños de las centrales de Capdella y Talarn -sus competidores- les hacen una competencia desleal y ponen todo tipo de trabas para que la central tenga los máximos retrasos.

La presa de Villanova en construcción. En primer plano, a la derecha, un cajón listo para su hinca. Villanova, 23 de noviembre de 1917. Colección privada.


    Todo esta ingente tarea emplea a miles de trabajadores, distribuidos a lo largo de los más de 10 kilómetros que separan los extremos más distantes de la obra. Nueve kilómetros de túneles, que requieren el trabajo de mineros y el uso de toneladas de dinamita. La construcción de un gran azud en Villanova, utilizando el peligroso sistema de hinca de cajones por aire comprimido. El número de trabajadores oscila por la demanda de la obra, teniendo su máximo en noviembre de 1917 cuando se alcanza la cifra de 2.303 obreros. Una historia que, tras muchos altibajos, tiene un final feliz cuando el 6 de agosto de 1918 a las 12:16 horas se acopla la central a la línea de alta tensión y comienza a generar energía eléctrica. 

    No acaba la trayectoria de las obras en esa fecha, pues tras la puesta en servicio de la central de Seira, luego viene la construcción de la central de Puente Argoné y, más tarde, la de Campo -Gradiello- que se alarga hasta finales de 1929.

    Resumir con acierto todo lo acontecido en estos años es una tarea difícil, pero espero que estas líneas  les despierten el interés por conocer más a fondo la historia de la central de Seira que, sin lugar a dudas, forma parte del acervo ribagorzano.







    El pasado día 7 de noviembre [de 2018], en los actos institucionales de la celebración del centenario de Seira, la central estaba luminosa, sus latones brillaban y la sala de transformadores, recién pintada, evocaba en los asistentes una manifiesta emoción y satisfacción por su estado. Probablemente, como en los primeros años de su existencia, todo parecía recién instalado y en cualquier momento podía salir por una puerta Federico Jiménez o Diego Mayoral.

    Pero estas sensaciones no me pueden hacer olvidar que siempre he pensado que la central de Seira ha sido un "patito feo"-y lo sigo pensando-; pues no tuvo la repercusión en los medios de información que debió tener, no consiguió el record de la línea más larga a más alta tensión y no la inauguraron autoridades importantes, como el rey, que visitó otras centrales. Pero, pasados los años, aquellas centrales “más afortunadas” tuvieron intervenciones poco conservadoras y trabajos realizados sin el esmero requerido que les han impedido llegar hasta nuestros días con la prestancia y estado de Seira. Por ello, debemos dar las gracias a todos aquellos que hicieron posible la conservación de esta joya tecnológica e histórica como legado a las generaciones venideras. Con el paso de los años, el patito feo se ha convertido en un cisne. 

    Me gustaría terminar estas pinceladas sobre la historia de la central con un recuerdo a los verdaderos artífices de su construcción: los ingenieros y, especialmente, a todos los obreros, sin distinción, que con su trabajo, hicieron posible la obra que hoy todos disfrutamos. Especial mención para los que dejaron su vida en esa lucha por buscar un futuro mejor. 

 

    Este artículo se publicó el año 2019 en el número 112 de la revista Guayente que edita la Asociación Guayente en el Valle de Benasque. Agradezco nuevamente desde aquí la amabilidad de Lola Aventín por su invitación a colaborar en la misma.