" Continuando con el anterior artículo intentaré explicar algunos aspectos sobre la construcción de la central y de sus gentes.
El comienzo de las obras:
Como en cualquier obra lo primero que se hizo, además de consolidar el terreno donde se pensaba ubicar la central, con muros con sillería, fue construir un taller, fragua, y almacenes. Los situaron en las proximidades de la central y hasta no hace mucho tiempo el taller siguió funcionando con las antiguas máquinas herramientas originales, movidas por un sistema de poleas y ejes accionados por un sólo motor. Los más "viejos" lo denominaban "el taller"; "pon en marcha el taller, zagal", refiriéndose a poner en marcha un viejo motor, con arranque a resistencias y reostato, que lo movía todo y con su ruido rítmico ponía música a todas las actividades. En algunos lugares se ubicaron pequeñas fraguas y talleres, próximos a los compresores de obra, con la intención de arreglar los punteros de las brigadas que estaban perforando los túneles.
También se construyeron dos centrales auxiliares para suministrar "fluido eléctrico" a las obras. Pero ese tema lo dejo para otro artículo.
Toda la piedra se extrajo de una cantera cercana - subiendo por la carretera el ensanche a la derecha anterior al túnel del congosto - y junto a ella se ubicó un polvorín para guardar el explosivo.
También se construyeron varios edificios, al más puro estilo alpino, para alojar al ingeniero director de las obras y las oficinas de la empresa. Allí, delante de una pequeña ventana, hacían cola los obreros para recibir el sueldo.
Encontrar buenos canteros y carpinteros para hacer la central de Seira no debió ser una tarea fácil. Las obras de pantanos y centrales, en nuestra provincia y la vecina de Lérida, requerían de este especializado personal para sus trabajos. Grandes brigadas vinieron de lugares lejanos como Murcia, informados por anuncios llamativos en los periódicos, e incentivados por pagas y ventajas. De Francia también vinieron obreros, electricistas y mecánicos, agregados a las empresas de montaje de turbinas y alternadores, y muchos se quedaron moviéndose de obra en obra en aquellos años de actividad, para al final quedarse fijos en alguna empresa.
Se contrató a un Ingeniero de Caminos, entonces funcionarios, que pidió su pase a supernumerario - una excedencia para dedicarse a un trabajo privado - para poder dirigir las obras de la central: Don Federico Jiménez del Yerro. Federico Francisco Isidro Alejandro Giménez y del Yerro, según consta en el registro civil, nació en Madrid un 4 de octubre de 1874. Allí Estudió en la escuela de Ingenieros de Caminos, y no fue hasta 1904, cuando pasó de ingeniero aspirante a ingeniero del Cuerpo de Caminos Canales y Puertos con categoría de oficial segundo.
Como cualquier Ingeniero de la época estuvo en multitud de destinos, unos públicos y otros privados; la Jefatura de Palencia, la Compañía Leizarán - obras del ferrocarril de Andoain -, Jefatura de Burgos, León, la Dirección de trabajos hidráulicos del Duero, y otros muchos, hasta que el 13 de agosto de 1912 solicitó su excedencia para dedicarse a las obras de la central de Seira. En 1921 pidió su vuelta al escalafón siendo destinado, de ingeniero director de las obras, al pantano de Belsué. Desde entonces estuvo vinculado a puestos en la División Hidráulica del Ebro y en la recién creada Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro, CSHE, luego un breve tiempo en los ferrocarriles andaluces, y más tarde en Madrid donde se jubiló el 4 de octubre de 1944.
Junto a D. Federico, en el cargo de jefe de los servicios hidráulicos de C.G.E., en Barcelona, estuvo el también Ingeniero de Caminos, Diego Mayoral Estrimiana, Gaditano, del Puerto de Santa María, presente "en trabajos durísimos, principalmente en el periodo 1911-1929 en los altos Pirineos de Huesca y Cataluña". Diego Mayoral visitó frecuentemente las obras de la central y aparece en todos los asuntos relacionados con las instalaciones de la Catalana en la zona. Estuvo desempeñando, por su experiencia en el sector, importantes cargos en el Ministerio de Obras Públicas hasta su jubilación en 1941.
La documentación fotográfica de las obras:
Todas las obras de la época contaban con un servicio fotográfico que documentaba la evolución de las mismas, pero la construcción de la central de Seira tiene un hecho diferencial y excepcional. Esas colecciones fotográficas privadas, en ocasiones públicas en pequeñas colecciones – en forma de postales - , en el caso de Seira fueron de unas dimensiones únicas ( no se conoce colección similar ).
Los datos de las dimensiones y características de las ediciones públicas de otras obras son muy difíciles de localizar, pero conocemos los de otro caso coetáneo; las obras del Pantano de la Peña en el rio Gallego.
Severino Bello Poëyusan, Ingeniero director de la obras, prolífico escritor, y más tarde Director del Canal de Isabel II, nos cuenta interesantes datos de la evolución de la obra, y resolución de problemas que se les presentaron.
En el tema de la fotografía nos relata: "Un perito electricista de las obras hizo rápidamente el aprendizaje de la fotografía necesaria a nuestro objeto de demostración y publicidad. Una modesta cámara oscura se montó en un rincón del almacén general. Las vistas de las obras coleccionadas hasta ahora son 224 de 13x18, y de ellas se han repartido 28.560 ejemplares. Con las más características se forma una colección de postales-fototipias, que al presente consta de 84, y de las cuales van tiradas 99.000 tarjetas, repartidas ya en su mayor parte."
En Seira se hicieron varios miles de clichés de las diferentes obras y de ellos se seleccionaron 427 - que se conozcan -, y se llevaron a cabo tres ediciones en forma de postales-fototipias, dos de ellas sin datos ni imprenta y una realizada por la Fototipia Brunner de Zurich, que nos narran, mediante sus imágenes, la secuencia de las obras. Gracias a ellas y a los datos que aportan, podemos tener una visión excepcional y única. También podemos trazar la cronología y evolución de los diferentes trabajos que se realizaron en un lapso de tiempo "muy breve".
La serie de postales de Seira fue extraordinaria en cantidad, aunque no en calidad - desgraciadamente - porque eran fototipias. Otras obras hicieron series "fotográficas" que con su nitidez y resolución nos permiten ver todo tipo de detalles.
Para poder realizar todos los trabajos fotográficos se habilitó una zona, una vez terminada la central, y allí se hicieron todas las copias a papel de los negativos, que en este caso eran de cristal, y en algunas copias podemos apreciar alguna rotura de los mismos. Según un número de orden que aparece en las postales se hicieron aproximadamente 1300 negativos en el tiempo que duró la obra de Seira.
Continuará…
Por José Antonio Cubero Guardiola"
Este artículo se publicó en el número 3 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en julio de 2009.
Este artículo es la segunda parte de:
Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (1)
El comienzo de las obras:
Como en cualquier obra lo primero que se hizo, además de consolidar el terreno donde se pensaba ubicar la central, con muros con sillería, fue construir un taller, fragua, y almacenes. Los situaron en las proximidades de la central y hasta no hace mucho tiempo el taller siguió funcionando con las antiguas máquinas herramientas originales, movidas por un sistema de poleas y ejes accionados por un sólo motor. Los más "viejos" lo denominaban "el taller"; "pon en marcha el taller, zagal", refiriéndose a poner en marcha un viejo motor, con arranque a resistencias y reostato, que lo movía todo y con su ruido rítmico ponía música a todas las actividades. En algunos lugares se ubicaron pequeñas fraguas y talleres, próximos a los compresores de obra, con la intención de arreglar los punteros de las brigadas que estaban perforando los túneles.
También se construyeron dos centrales auxiliares para suministrar "fluido eléctrico" a las obras. Pero ese tema lo dejo para otro artículo.
Toda la piedra se extrajo de una cantera cercana - subiendo por la carretera el ensanche a la derecha anterior al túnel del congosto - y junto a ella se ubicó un polvorín para guardar el explosivo.
También se construyeron varios edificios, al más puro estilo alpino, para alojar al ingeniero director de las obras y las oficinas de la empresa. Allí, delante de una pequeña ventana, hacían cola los obreros para recibir el sueldo.
Encontrar buenos canteros y carpinteros para hacer la central de Seira no debió ser una tarea fácil. Las obras de pantanos y centrales, en nuestra provincia y la vecina de Lérida, requerían de este especializado personal para sus trabajos. Grandes brigadas vinieron de lugares lejanos como Murcia, informados por anuncios llamativos en los periódicos, e incentivados por pagas y ventajas. De Francia también vinieron obreros, electricistas y mecánicos, agregados a las empresas de montaje de turbinas y alternadores, y muchos se quedaron moviéndose de obra en obra en aquellos años de actividad, para al final quedarse fijos en alguna empresa.
Se contrató a un Ingeniero de Caminos, entonces funcionarios, que pidió su pase a supernumerario - una excedencia para dedicarse a un trabajo privado - para poder dirigir las obras de la central: Don Federico Jiménez del Yerro. Federico Francisco Isidro Alejandro Giménez y del Yerro, según consta en el registro civil, nació en Madrid un 4 de octubre de 1874. Allí Estudió en la escuela de Ingenieros de Caminos, y no fue hasta 1904, cuando pasó de ingeniero aspirante a ingeniero del Cuerpo de Caminos Canales y Puertos con categoría de oficial segundo.
Como cualquier Ingeniero de la época estuvo en multitud de destinos, unos públicos y otros privados; la Jefatura de Palencia, la Compañía Leizarán - obras del ferrocarril de Andoain -, Jefatura de Burgos, León, la Dirección de trabajos hidráulicos del Duero, y otros muchos, hasta que el 13 de agosto de 1912 solicitó su excedencia para dedicarse a las obras de la central de Seira. En 1921 pidió su vuelta al escalafón siendo destinado, de ingeniero director de las obras, al pantano de Belsué. Desde entonces estuvo vinculado a puestos en la División Hidráulica del Ebro y en la recién creada Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro, CSHE, luego un breve tiempo en los ferrocarriles andaluces, y más tarde en Madrid donde se jubiló el 4 de octubre de 1944.
Junto a D. Federico, en el cargo de jefe de los servicios hidráulicos de C.G.E., en Barcelona, estuvo el también Ingeniero de Caminos, Diego Mayoral Estrimiana, Gaditano, del Puerto de Santa María, presente "en trabajos durísimos, principalmente en el periodo 1911-1929 en los altos Pirineos de Huesca y Cataluña". Diego Mayoral visitó frecuentemente las obras de la central y aparece en todos los asuntos relacionados con las instalaciones de la Catalana en la zona. Estuvo desempeñando, por su experiencia en el sector, importantes cargos en el Ministerio de Obras Públicas hasta su jubilación en 1941.
La documentación fotográfica de las obras:
Todas las obras de la época contaban con un servicio fotográfico que documentaba la evolución de las mismas, pero la construcción de la central de Seira tiene un hecho diferencial y excepcional. Esas colecciones fotográficas privadas, en ocasiones públicas en pequeñas colecciones – en forma de postales - , en el caso de Seira fueron de unas dimensiones únicas ( no se conoce colección similar ).
Los datos de las dimensiones y características de las ediciones públicas de otras obras son muy difíciles de localizar, pero conocemos los de otro caso coetáneo; las obras del Pantano de la Peña en el rio Gallego.
Severino Bello Poëyusan, Ingeniero director de la obras, prolífico escritor, y más tarde Director del Canal de Isabel II, nos cuenta interesantes datos de la evolución de la obra, y resolución de problemas que se les presentaron.
En el tema de la fotografía nos relata: "Un perito electricista de las obras hizo rápidamente el aprendizaje de la fotografía necesaria a nuestro objeto de demostración y publicidad. Una modesta cámara oscura se montó en un rincón del almacén general. Las vistas de las obras coleccionadas hasta ahora son 224 de 13x18, y de ellas se han repartido 28.560 ejemplares. Con las más características se forma una colección de postales-fototipias, que al presente consta de 84, y de las cuales van tiradas 99.000 tarjetas, repartidas ya en su mayor parte."
En Seira se hicieron varios miles de clichés de las diferentes obras y de ellos se seleccionaron 427 - que se conozcan -, y se llevaron a cabo tres ediciones en forma de postales-fototipias, dos de ellas sin datos ni imprenta y una realizada por la Fototipia Brunner de Zurich, que nos narran, mediante sus imágenes, la secuencia de las obras. Gracias a ellas y a los datos que aportan, podemos tener una visión excepcional y única. También podemos trazar la cronología y evolución de los diferentes trabajos que se realizaron en un lapso de tiempo "muy breve".
La serie de postales de Seira fue extraordinaria en cantidad, aunque no en calidad - desgraciadamente - porque eran fototipias. Otras obras hicieron series "fotográficas" que con su nitidez y resolución nos permiten ver todo tipo de detalles.
Para poder realizar todos los trabajos fotográficos se habilitó una zona, una vez terminada la central, y allí se hicieron todas las copias a papel de los negativos, que en este caso eran de cristal, y en algunas copias podemos apreciar alguna rotura de los mismos. Según un número de orden que aparece en las postales se hicieron aproximadamente 1300 negativos en el tiempo que duró la obra de Seira.
Continuará…
Por José Antonio Cubero Guardiola"
Este artículo se publicó en el número 3 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en julio de 2009.
Este artículo es la segunda parte de:
Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (1)
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