lunes, 11 de agosto de 2025

Notas sobre la historia de la central de Seira (33): La riada de 1925.


En verano los pueblos celebran sus fiestas. Los labriegos “contornean las hoces y aceradas hojas cortan las doradas espigas” que “huesudas bestias atadas a los trillos corren y corren por las pistas de las eras” donde “mujeres enmorenadas rellenan las talegas”.

Hace cien años, el año 1925, los periódicos narraban lo malo que había sido el invierno anterior para la agricultura y la primavera “a causa de la prolongada sequía que malogró en unos puntos y anuló en otros la cosecha de cereales y pésimo se presenta el verano”. Desde Graus, en mayo, vista la gravedad de la situación, “se principiaron las rogativas, y nos favoreció el Todopoderoso con abundantes lluvias, que fueron calmadas las ansiedades y temores del vecindario ante la pertinaz sequía”. El día de la Ascensión se eligió para una “solemne función de gracias, con solemne festividad religiosa…concurridísima y emocionante procesión, entonando el santo rosario un nutrido coro de señoritas, acompañado de la banda de música, y por último se cantó el Te Deum en la capilla del Santo Cristo a todo órgano. Bien podemos decir que Dios aprieta, pero no ahoga, y menos con las fervorosas y piadosísimas plegarias que el Alto Aragón creyente le ha dirigido durante el mes de mayo.”

El 19 de julio llegó a Aragón un fuerte temporal que trajo grandes aguaceros en el Pirineo, provocando, entre otras, la crecida del río Gallego. Los periódicos no se hicieron eco hasta el 22 de julio, día en que El Diario de Huesca comentaba en un artículo titulado “Inundaciones y pedriscos” que no se podía trillar en las eras porque “estamos hace ocho días bajo un régimen de tempestades que no solo imposibilita esa labor, sino que además origina graves perjuicios a viñedos, olivos y hortalizas”.  

Todavía no se conocían todos los efectos que estas tormentas habían provocado en la provincia, pero, poco a poco, los pueblos enviaban crónicas sobre los daños ocasionados por los aguaceros. En Monzón una chispa eléctrica mató a un labriego e hirió a su hermano, en Tamarite no se produjeron daños, pero en los pueblos vecinos la tormenta, que el día 19 acabó en pedrisco, si los produjo. Ansó se quedó aislado y los relatos que enviaban desde la zona estremecen por su crudeza: 

“El rio, sin frenos, dueño del paisaje, iba ganando la carretera, robando el terreno, con amenaza inminente de arrastrar, en su loco torbellino, al autobús correo que fatigosamente subía la cuesta empinada, alucinado por el reflejo del relámpago y bajo el fragor de una tormenta que en aquellas gargantas rocosas alcanzó apocalípticas proporciones.”

En la cabecera del río Ésera la intensidad de las lluvias fue especialmente fuerte y la noche del 21 al 22 de julio de 1925 se produjo el máximo de una crecida, que recordarán toda la vida los habitantes de la ribera del río Ésera y, en especial, los habitantes de Benasque. El río se desbordó y convirtió la villa en una isla, pues era tal el caudal del Ésera que invadió la calle Mayor. La desconcertante crecida, que se produjo por la noche, dejó a sus vecinos indefensos, sin poder salir de sus casas, viendo como su patrimonio desaparecía al capricho de las aguas.

Estado de la "carretera" del Congosto del Ventamillo tras la riada de 1925.

El Diario de Huesca relataba los “perjuicios incalculables” que habían producido “las tormentas trágicas” y “el desbordamiento del Ésera”:

"Ayer fueron las noticias de los desastres producidos por el río Veral. Hoy tenemos que comunicar tristemente las amarguras y desconsuelos de que han llenado a la Comarca de Benasque las aguas del Esera. La calle mayor quedó inundada y el puente destrozado, lo mismo que largos trozos de la carretera y camino de Francia y del Valle de Arán. Algunos edificios, hundidos en las aguas, sufrieron enormes desperfectos. Gran cantidad de ganado fue arrastrado por la corriente. Carabineros y guardias civiles y el vecindario, realizaron heroicos trabajos de salvamento. También se desbordó el barranco [Rimascaro], que inundó parte del anejo Anciles. Este pueblo está incomunicado completamente, lo mismo que Villanova. La carretera del Valle de Arán ha quedado destruida en una extensión de 18 kilómetros. Hasta ahora no se conocen desgracias personales. Las pérdidas materiales son de enorme consideración

Desde Castejón de Sos escribían narrando “nuevos detalles” de la situación del valle:

“Recibimos ayer una carta de Castejón de Sos, fecha 23, de la que copiamos los siguientes e interesantes detalles: El vecindario de Castejón de Sos está incomunicado, por haber desaparecido los dos puentes de salida a El Run, uno de piedra en dicho lugar y el otro de madera, a la carretera. Además, otro tercero para ir a Vidaller y Bono, en cuya zona radican ocho ayuntamientos y numerosos anejos, también ha sido arrastrado. La palanca de Castejón servía de paso para cuarenta poblados aproximadamente. En Benasque arrastró el río la Fonda de Cabellud y otras dos casas. Del barrio de Anciles, no se sabe nada; solo se veía que el barranco [Mascarod], impetuoso e imponente, iba por medio del pueblo que tiene 18 casas. En Villanova se desvió el cauce del río y derribó una casa de reciente construcción, sita en la carretera, llevándose los muebles. Hasta un auto arrastró el Ésera. En la presa de La Catalana hay empotrada una Galera. Al Molinero de El Run, Antonio Pellicer, se le llevó el río tres cubas de vino de 60 decalitros cada una, así como conejos y gallinas y bastantes sacos de harina. Son incalculables los árboles y maderas que van por el río así como los bueyes, mulos y ovejas ahogados. La anchura del río en Castejón es de 400 m y el nivel ha aumentado en 2 metros. En Seira, creo, han desaparecido los puentes de sostén de tubos, quedando estos al aire; Han quedado destrozados otros puentes y la carretera en [Ventanullo]. Las pérdidas se hacen incalculables.”

                                        Estado de la "carretera" del Congosto del Ventamillo tras la riada de 1925.

En los periódicos aragoneses  se sucedían los artículos sobre lo sucedido:

““Los horribles estragos causados por la inundación en el pueblo y valle de Benasque. Un testigo presencial de los enormes daños que los temporales han ocasionado en Benasque nos envía la siguiente información:…destruyó caminos, arrastró palancas y convirtió en arenales, con enormes pedruscos, muchos prados cercanos a la villa. Roto un dique de contención de la entrada de esta, se precipitaron tumultuosamente las aguas por la calle Mayor, arrastrando maderos, árboles, y enormes pedruscos. Separadas las casas de dicha calle, del Río, por unos huertos, éstos fueron arrastrados por la corriente, quedando dichas casas completamente aisladas y expuestos sus moradores a ser aplastados o arrastrados por la corriente. Sobre las once y media de la noche se apagó la luz eléctrica, porque la presa de la fábrica que la proporciona fue destruida, el canal cegado por completo y el edificio muy en peligro. Los truenos y relámpagos se sucedían frecuentemente, y al ruido que producían las aguas con el arrastre de los enormes cantos rodados era ensordecedor, y producía tristeza y miedo, encogiendo el ánimo de los más valerosos. De las casas amenazadas se oían voces de auxilio, y algunos valientes, humanitarios hombres de la localidad, carabineros y guardia civil, se lanzaron con luces y cuerdas a la muy impetuosa corriente que se desbordaba por la plaza y calle Mayor, y con peligro de sus vidas fueron trasladando enfermos, niños, mujeres y ancianos de las casas más amenazadas a otras próximas y de menor peligro. Desalojadas aquellas con rapidez y oportunidad, pues la altura de de las aguas había aumentado y hubiera sido imposible hacerlo unos instantes después, esos hombres abnegados siguieron vigilando y prestando otros servicios de salvamentos de muebles, enseres, etc.” 

El benasqués, Luis Berot, recordaba años después, en primera persona, la tragedia que supuso aquella noche para el patrimonio de su familia: 

En julio la riada y en octubre la iglesia (ardió por un incendio la noche del 6 al 7 de octubre la iglesia de Santa María la Mayor). La calle mayor era un rio se había desviado el rio Ésera…enfrente de mi casa el agua por detrás y por delante. Allí cerdos, gallinas, borricos,…llegó el agua al primer piso…perdimos mucho dinero porque se nos inundó el comercio.

   Hace cien años de aquella riada y estos hechos nos recuerdan -y nos deberían hacer reflexionar- sobre los ocurridos en la riada del año 2013 que provocó unos efectos similares en el valle pese a la existencia de presas y más medios tecnológicos.  

Este artículo se publicó en el número 34 de la revista anual "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el año 2025.







sábado, 29 de marzo de 2025

Charla sobre Mariano Lacambra, Aula Magna de la UNED, Barbastro 6 de marzo de 2025

    


Fotografía gentileza de Antonio Raya

  El pasado 6 de marzo tuvo lugar el acto de entrega del premio Mariano Lacambra en el Aula Magna de la UNED de Barbastro. Esta loable iniciativa la promueve el Foro B21 para premiar los mejores trabajos fin de grado (TFG) y trabajos fin de master (TFM). En su primera edición el primer premio ha sido para Juan Plana Giménez. El trabajo de Sulma Quiceno Domínguez ha sido reconocido con un accésit.



Fotografía gentileza de Antonio Raya


  Con ocasión de este acto tuvo lugar una charla titulada "Mariano Lacambra (1854-1917): inventor, regeneracionista y barbastrense" para poner en valor la obra y trabajos de este desconocido barbastrense.



Fotografía gentileza de Antonio Raya

Notas sobre la historia de la central de Seira (32): Han pasado 80 años...


Cada año tengo asignada una tarea en el Grupo fotográfico Apertura de Monzón: escanear las imágenes para la exposición que organizamos. Por mis manos pasan gran cantidad de negativos y fotografías en papel. En muchas de ellas aparecen personas que conozco, las contemplo en su juventud y no dejan de sorprenderme los cambios que han sufrido en los años transcurridos.  Y cada día soy más consciente que el tiempo no corre, vuela.

 Siempre he pensado -erróneamente- que había tiempo para entrevistar a los mayores y me concentraba en organizarme, primero los de más edad y luego, pensaba, ya llegaré a los más “jóvenes”. Pero nos van dejando y siempre me incomoda el no haber podido entrevistarlos y agradecerles su esfuerzo. Pues todos, en mayor o menor medida, han dejado su huella imborrable en multitud de trabajos que, sin sus recuerdos, pasan a ser parte de nuestro patrimonio material, pero faltos de la información sobre su autoría -ese patrimonio inmaterial tan olvidado- y de cómo se hizo, que es una parte importante de su historia. Eso me trae a la mente cuan ingrato es el género humano, pues siempre nos acordamos de agradecer las cosas a nuestros mayores cuando ya no están.

Es conocido que no me gusta estudiar la época más cercana al conflicto de 1936 porqué está cuajada de relatos, muchas veces poco agradables, y cuyos protagonistas, en muchos casos, aún viven. Por esta razón siempre había dejado eventos cercanos a nuestro tiempo, como la construcción de la central de Argoné, para más adelante. Pero unos hechos inesperados me llevaron a buscar información sobre la central de Argoné y me di cuenta de que hacía 80 años que se inició su construcción y este aniversario me animó a escribir sobre ella.



Jules Daisson

Para comenzar debería explicar el porqué del tramo sin aprovechamiento hidroeléctrico que separa la central de Puente Argoné y el salto de Campo (Gradiello) cuando una se construyó a continuación de la otra. También me gustaría aclarar que Puente Argoné es la central actualmente demolida, junto al puente homónimo y Argoné es la central que se ubica junto al pantano de Gradiello pues son objeto de confusión en muchas publicaciones. Pero todo esto no es posible sin conocer la historia de la concesión de Argoné y sus lazos con la Societé Civile Française des Charbonnages de l’Essera. Esta sociedad tenía la concesión de unas minas de carbón en la zona de Bisaurri -unas 1.481 hectáreas- y pretendía instalar una nueva línea de ferrocarril que partiera desde Monzón, siguiendo el curso del río Ésera hasta llegar a sus instalaciones y así poder transportar el carbón de sus minas hasta los centros de consumo. El proyecto incluía la innovadora idea de dotar a esta línea de fluido eléctrico para mover los trenes. En un primer momento solicitaron dos concesiones, una en Francia, de 3.000 caballos, y otra en España, de 6.300 caballos, en el río Ésera, para la instalación de unas centrales eléctricas que les proporcionaran la energía necesaria para suministrar la fuerza motriz a las locomotoras. Esta concesión en el Ésera estaba situada entre Puente Argoné y la central  de Gradiello (Campo).



Lamentablemente el gerente de la Sociedad, un bordelés llamado Jules Daisson, estaba más interesado en la poesía y en la especulación, que en los trabajos en los que estaba inmersa su empresa. Se habían vendido obligaciones por doce millones de francos en la bolsa de Paris y tuvieron una gran aceptación por las expectativas de una producción de 2.000 toneladas diarias durante, al menos, cincuenta años. La codicia de los promotores les llevó a una nueva emisión de obligaciones y entonces se destapó el fraude: no había tanto carbón como decían los estudios. La sociedad desapareció temporalmente y en 1918 vendió a Catalana de Gas la concesión que tenía en el río Ésera. Como la situación económica no permitía desarrollar nuevos proyectos, este quedó aparcado. En 1920 se constituye la Cooperativa de Fluído Eléctrico que  gestionará el patrimonio eléctrico de CGE y sus concesiones.

Pasó la guerra civil y la Cooperativa de Fluido eléctrico tuvo que cambiar su denominación por la ley de cooperativas de 1942 y cambió su nombre a Compañía de Fluido Eléctrico (CFE). Esta heredó el patrimonio de Cooperativa, incluidas sus concesiones sin construir. La situación económica era complicada y no se podía importar material del extranjero sin complejas licencias. Pese a ello se lanza a la construcción de la central de Argoné, pero de una manera modesta, aprovechando un tramo del canal de Puente Argoné e instalando un solo grupo en la central para que pudieran funcionar las dos centrales a la vez y, más adelante, instalar el segundo grupo cuando la economía fuera mejor.



Interior de la central de Argoné, en primer plano el grupo 1, al fondo el grupo 2 en construcción.

La construcción de Argoné se inició en 1944 -hace 80 años-. En enero se comienza a contratar trabajadores para los trabajos. Los primeros proceden de las localidades cercanas: Seira y Campo. La mayoría peones y algunos tienen experiencia en oficios como albañiles, herreros y también mineros. El jornal que perciben depende de su experiencia y, como siempre han comentado los compañeros más mayores de HECSA, muchos de ellos no duraban en el trabajo y se marchaban rápidamente.  Su procedencia es dispar pues algunos son originarios de Francia y Argelia, aunque lo más habitual es que vengan de todos los rincones de España: Galicia, País Vasco y un largo etcétera, aunque muchos de ellos tienen su origen en Andalucía.



Juan Manuel Rodríguez Sánchez


Uno de estos trabajadores fue Juan Manuel Rodríguez Sánchez nacido el 8 de abril de 1896 en Pedro Martínez, Granada, pero la vida lo llevó a formar una familia en Baena. Carbonero de oficio recorrió media España en busca de trabajo para así poder mantener a su familia. Según le comentaron a su bisnieta en el ayuntamiento de Seira, los de casa Garvín se acordaban de una familia de carboneros andaluces que pasaron por Seira en los años 40, no recordaban sus nombres, pero es posible que fuera uno de ellos. Tiene 8 hijos y para garantizar un sueldo más seguro se desplaza a las obras de Argoné donde es contratado el 18 de julio de 1945 como peón, con un sueldo de 12 pesetas diarias. Recibe además el “plus de cargas familiares”, una bonificación que ayuda a las familias según su número de hijos.



Paulina con sus hijas María y Antonia

Los meses pasan y el dinero que gana lo envía a su mujer para mantener a la prole: Manuel, Francisco, José, Juan, Angel, María, Antonia y Rafael. En junio de 1946 contrae una enfermedad y el día 14 desde el servicio médico de la obra deciden enviarlo al Hospital de Huesca. Avisan a su mujer de la gravedad de su situación y se desplaza, pero ya es demasiado tarde y no puede acompañarlo en sus últimos momentos, pues el día 17 de junio fallece y es enterrado en el cementerio de Huesca. María y Antonia sus hijas gemelas tienen 6 años y su madre se queda como su único valedor.

 Los hijos de Juan Manuel, como su padre, se están buscando la vida y acabarán, curiosamente, en otras obras hidroeléctricas en Pont de Suert con la ENHER. Paulina, su madre, fallecerá pocos años después dejando a las gemelas, con tan sólo 11 años.

La bisnieta de Juan Manuel, Natalia, buscaba a su bisabuelo, pues su abuela Antonia, la niña que quedó con tan pocos años falta de padre y luego de madre, no sabía dónde estaba enterrado. Una vida muy dura la que le tocó vivir y siempre con la incógnita del destino de su progenitor. Una historia que, al final, tuvo un desenlace positivo y Antonia pudo conocer donde estaban sus restos y así poder cerrar ese círculo que se inició con su partida de Baena.



Antonia en la actualidad


Han pasado casi 80 años de esta historia y, como le ocurrió a Juan Manuel, muchos de sus compañeros, trabajadores de estas obras, fueron, seguramente, protagonistas anónimos de historias similares. Sirva este modesto artículo de recuerdo a estas personas que dejaron familia y hogar en busca de un futuro mejor.


Agradecimientos: A Natalia, bisnieta de Juan Manuel, por todas las facilidades para escribir este artículo y también para Antonia, su abuela.


Este artículo se publicó en el número 33 de la revista anual "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el año 2024.

 




viernes, 12 de enero de 2024

Notas sobre la historia de la central de Seira (31): Han pasado 111 años...

    


    La revista Madrid Científico publicaba en su número 749, correspondiente al día 25 de agosto de 1912, un artículo titulado “Por el Pirineo”. Este relata la conversación entre tres ingenieros de caminos; uno adscrito al servicio de las Carreteras pirenaicas, probablemente Manuel Diz, otro al Canal de Castilla y el tercero el director de la revista, Francisco Granadino, sobre la organización de una hipotética visita al Pirineo oscense. A renglón seguido, cual diario, se da noticia de los distintos avatares ocurridos en el viaje, las emociones vividas por los participantes y un buen número de fotografías de los numerosos rincones que se han recorrido en el mismo.  Destacan, por el gran número de instantáneas, las dedicadas al congosto de Ventamillo, que ellos denominan “de Benasque”.

El pasado mes de agosto se cumplieron 111 años desde la publicación de aquel diario y aprovechando la relación de los autores con su “compañero Mayoral” (Diego Mayoral Estrimiana, responsable de las obras de Catalana de Gas y Electricidad) y también de la importante obra que se está llevando a cabo en la carretera de Seira, es un interesante texto para conocer los cambios que se han obrado en el valle del Ésera en estos últimos 111 años.

 

    “-Decía usté que a las siete de la tarde tomaríamos el correo de Zaragoza…

-Sí, señor; y a las seis de la mañana estaríamos en la capital de Aragón; cambiaríamos de tren, y a las doce del día llegaríamos a Barbastro. En Barbastro almorzaríamos, descansaríamos un par de horas, y a las tres o tres y media de la tarde tomaríamos el automóvil.

-¿Qué auto?

-El de nuestro compañero Mayoral, que actualmente dirige el estudio de dos importantes saltos de agua en el Ésera, y que nos lo cedería un par de días.

-Muy bien; adelante…

-Decía que tomaríamos en Barbastro el auto a las tres o cuatro de la tarde, cruzaríamos en una hora u hora y media el hermoso valle del Cinca; entraríamos en la cuenca del Ésera y llegaríamos a Graus, daríamos un vistazo a tan interesante población, y a la caída de la tarde recalaríamos en Ventamillo.

-¿Qué pueblo es ese?

-No es pueblo; es un caserón edificado en las estribaciones del Pirineo, a la entrada del congosto de Benasque, donde solemos pernoctar los ingenieros cuando vamos a visitar las obras de las carreteras pirenaicas.

-¿Y hasta allá llegaremos en auto?

-Hasta allá y más allá, pues que llegaremos hasta el mismo Benasque…”

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”. 

Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    A finales del año 1911 se terminó el último escollo, el puente de El Run, que faltaba para poder acceder hasta Benasque en automóvil. Quedaba comunicado el valle con el resto de la provincia, con todas las consecuencias que eso conllevaba.

 

    “El automóvil deja atrás a Graus, y sin perder nunca la orilla del Ésera, nos deposita en Ventamillo, próximamente a mitad del camino entre Graus y Benasque. Allí empieza ya el paisaje propiamente pirenaico. En las cumbres de las sierras que nos rodean y en las vertientes del tercio superior de las montañas, se ven grandes manchas de nieve. El terreno se hace cada vez más bravío y salvaje. Los hombres no lo son menos. Sabemos en Ventamillo que días antes un desventurado destajista de aquellas carreteras, tras una liquidación ruinosa, se ha colocado dos cartuchos de dinamita, uno en la boca y otro en la faja, y así ha liquidado su vida. 

En Ventamillo cenamos y dormimos. Al día siguiente reanudamos la excursión.”

 

    Destacar la sensibilidad y respeto por el medio ambiente que comienza a impregnar la visión de los ingenieros.

 

    “Describir punto por punto todas las hermosuras vistas y admiradas en tan agradable excursión requeriría un tiempo, un espacio y unos conocimientos alpinos que carecemos, y de ahí que nos hayamos de limitar a evocar y documentar algunos de los recuerdos que más presentes han quedado en nuestro espíritu, prefiriendo, naturalmente aquellos que se refieren a parajes poco conocidos -pudiéramos decir que casi inéditos para la mayoría de las gentes- por hallarse enclavados en regiones a medio explorar hasta ahora que se han abierto a la circulación determinadas carreteras. Algo hemos de decir acerca de la conservación por cuenta del estado de estos parajes a que ya en el extranjero se les designa con el nombre de “monumentos naturales”, y que en todos los países cultos comienzan a fijar la atención del los Gobiernos, tanto al menos como los monumentos históricos”.

 

    Uno de los viajeros, especialmente implicado en la gestión de las carreteras, hace hincapié en su magnífico estado y el esmerado mantenimiento.

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”.

 Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    “La primera observación que hace el turista…es que la carretera se halla perfectamente conservada. En el reparto del presupuesto de conservación, la provincia de Huesca no ha sido seguramente de las cenicientas, y si al difunto Camo deben aquellas gentes tal merced, cada pueblo debiera elevar una estatua a dicho cacique…”

 

    El paso del congosto “de Benasque” es objeto de múltiples comentarios de su belleza y de las ingentes dificultades que tuvieron que vencerse para la instalación de la carretera.

 

    Vamos internándonos en el Pirineo. Llegamos a la entrada del llamado congosto de Benasque. A medida que avanzamos, la cañada se estrecha sensiblemente hasta convertirse en cañón y las paredes de la tenebrosa falla se elevan a pico hasta perderse allá arriba, en las profundidades del cielo.

Al comienzo de la angostura la habilidad de los ingenieros, aprovechando todos los accidentes de la grieta, han ido plegando audazmente la sinuosa cinta de la carretera a la raíz del murallón, a la cenefa de los tajos, a los retallos del abismo, llegando en ocasiones a invadir con atrevidos muros de sostenimiento el cauce del torrente; más se llega a un punto en que no hay habilidades ni audacias que valgan; el trazado queda acorralado, inmovilizado, embotellado, sin salida posible; hay que apelar al supremo recurso de embestir en túnel el ingente acantilado.

Cuantos poseen elementales nociones de ingeniería se preguntan intrigados cómo se pudo estudiar y replantear este túnel, pues a menos de robarle las alas a las águilas, la cosa no tiene explicación posible. Efectivamente, no se hizo estudio previo del túnel, porque todos los intentos de exploración se estrellaron ante la imposibilidad de tantear con los aparatos topográficos aquellos abismos insondables y aquella crestería inaccesible.

¿Qué solución quedaba? Tomar como orientación aproximada la dirección general del barranco y atacar el acantilado con la galería de avance, a salir donde Dios quisiera. Hubo suerte y se salió del paso sin grandes sacrificios ni dificultades. Como prueba de lo abrupto del terreno, invocaremos el dato de que los cinco o seis kilómetros de carretera que salvan el congosto de Benasque han costado millón y pico de pesetas -a 200.000 pesetas aproximadamente el kilómetro- y aún así y todo, el negocio ha resultado ruinoso para el contratista.

Pasado el temible cañón, y sin abandonar el camino el curso del Ésera, el terreno, por fin, se abre y se despeja, y al abrirse y despejarse, se suceden en prodigiosa cinta panorámica una porción de valles, vegas, prados y vergeles, tan soberanamente bellos, que parece cuentos de hadas, y tan soberanamente lindos, cual los que pudieran existir en el propio paraíso terrenal”.

 


“EN EL PIRINEO.- Congosto de Benasque”.

 Madrid Científico, número 749, 25 de agosto de 1912.


    Ya han pasado 111 años de aquella visita y afortunadamente todavía emociona al visitante recorrer los farallones del Congosto. El corazón se encoje emocionado ante tanta belleza y las paredes vertiginosas, al pasar a sus pies, nos recuerdan, sin mediar palabra, lo pequeños y frágiles que somos.


Este artículo se publicó en el número 32 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2023.

sábado, 15 de julio de 2023

Notas sobre la historia de la central de Seira (30): A.C.O. (Ateliers de Construction Oerlikon)




   
Los Ateliers de Construction Oerlikon (A.C.O.) fueron los responsables de la fabricación de buena parte del aparellaje eléctrico de la central de Seira. La Revue Générale d’Eléctricité, el año 1922, publicó un amplio reportaje, de la mano del publicista Jean Reyval, describiendo sus instalaciones. El artículo no se limitaba a unas someras fotografías, pues cada elemento estaba acompañado de numerosos datos técnicos, lo que permitía un conocimiento muy detallado de las características de la central.

   Entre todos estos elementos, uno fundamental en una central hidroeléctrica es el transformador. Esta máquina eléctrica permite elevar la alta tensión que genera el alternador, en este caso 6.000 voltios, a los 125.000 voltios que, en teoría, debía soportar la línea eléctrica. Esta elevación se realiza para reducir la intensidad transportada, pues las pérdidas de una línea no dependen de la tensión, pero sí de su intensidad. El tamaño de este equipo depende de varios factores: la potencia, que es el producto de la tensión a la que genera, por la intensidad que circula por los conductores y la tensión de funcionamiento, que obliga a instalar aisladores apropiados a dicho potencial.

   No funcionó este equipo a los valores proyectados pues la tensión de la línea que debía transportar la energía producida por la central de Seira debía ser 130.000 voltios, pero las dificultades con los diferentes elementos implicados en su transporte hicieron que hasta 1922 la tensión de la línea fuera de 66.000 voltios, fecha en la que se elevó su tensión hasta los 110.000 voltios actuales.






   Este cambio de valor lo permitió una característica constructiva de la mayoría de los transformadores que disponen de un conmutador de tomas y mediante este es posible ajustar la tensión de salida a diferentes valores. En este caso permitía unas tensiones de 95.000, 110.000 y 125.000 voltios, pudiendo elegir entre ellas, lo que permitió reducirla un escalón para evitar problemas con su aislamiento y las deficiencias de la línea de transporte.
   El récord que se hubiera conseguido, de la línea más larga de Europa con esa tensión, fue imposible de conquistar por la precariedad de la situación en la que se encontraba Europa implicada en una guerra. Los materiales más básicos escaseaban y los disponibles habían subido su precio por la gran demanda. Oerlikon disponía de un equipo de ingenieros de primera línea y los responsables de los trabajos estaban perfectamente preparados para asumir ese reto, pero los aisladores que disponían no permitieron elevar la tensión de trabajo más allá de los 110.000 voltios citados.

   Se instalaron cuatro transformadores idénticos; uno para cada grupo y otro de reserva, de una potencia de 9 MVA ó 9.000 kVA de potencia aparente. Los transformadores, para hacernos una idea de las exigencias de los constructores suizos, fueron probados, durante un minuto, a 250.000 voltios.

   Los transformadores son máquinas eléctricas imperfectas y conocemos su rendimiento gracias a los datos del artículo, que era del 98,7 %. Las pérdidas acaban traduciéndose en calor y para refrigerarlos, el aceite aislante que tienen en su interior se hace circular con una bomba. En la parte alta del transformador se encuentra el aceite más caliente y desde allí, pasando por unos serpentines alojados en una piscina de agua corriente, para reducir la temperatura, se vuelve a introducir en la parte más baja del transformador.



   Para el mantenimiento del aceite se habían instalado seis depósitos de 8.700 litros cada no y un filtro de aceite para poder mantenerlo adecuadamente. Cada transformador disponía de una válvula de vaciado rápido para poder evacuar, en caso de incendio, los 5.500 kg de aceite de su interior y descargarlos en los depósitos citados. 
Todo este aparellaje estaba instalado en una gran sala, con gruesos muros separadores, que se denomina E.T.P. o Estación de Transformación principal. Y alberga los equipos necesarios para poder realizar la elevación de las tensiones. La salida de los transformadores, mediante unos seccionadores, se enviaba a un doble juego de barras, que sustentadas por la cerchas del tejado y unos aisladores, permitían elegir entre las dos salidas posibles. Este sistema eestaba pensado para evacuar la energía producida por la central a una línea de doble circuito que, aunque aparece en el esquema eléctrico del artículo, tampoco llegó a hacerse realidad. Las dos barras se podían interconectar por un interruptor fabricado por ACO. Este equipo tenía tres grandes depósitos y en su interior 7.500 kg de aceite, una cantidad superior a la utilizada por un transformador. Se había ensayado, para comprobar su aislamiento, a una tensión muy superior a la tensión de funcionamiento; 300.000 voltios.

   Otro elemento de la aparamenta descrito en el artículo son los pararrayos, que en este caso eran electrolíticos y servían para proteger los equipos de posibles descargas atmosféricas que tuvieran lugar en la línea. En aquellos momentos las tormentas eran las responsables de gran número de averías. Para proteger a los alternadores de las sobretensiones generadas se instalaron unas bobinas denominadas reactancias que se alojaban en un edificio separado de la central. 

   El artículo ilustra las descripciones con fotografías de la construcción: El transporte de las partes de un estátor, con una larga reata de mulos o la instalación por un grupo de trabajadores de un poste de la línea.

   Para terminar, describe las características de la línea de transporte: 250 kilómetros de longitud, 14 tipos de postes de una altura entre 18 y 35 metros y de un peso entre 1.125 y 5.048 kilogramos, con un número total de 1.512 en el recorrido.

   Entre la “ETP” -Estación de transformación principal- de Seira y su destino se disponían tres subestaciones en el recorrido: Perarrua, Manresa y Sabadell.

   Un gran esquema unifilar a doble página hace un recorrido por todos los elementos de la instalación. A este tipo de planos, de gran tamaño, se les suele denominar coloquialmente “sabanas”.



   Pero hay que mirarlos con cierto espíritu crítico pues no siempre coinciden los planos con la realidad y tal como ocurre con los valores de tensión citados, se puede dar crédito a las ideas iniciales del proyecto e inducir a error.

   En este documento aparece en línea discontinua el grupo 4. La central se construyó con tres grupos, pero la obra civil estaba preparada para instalar el cuarto grupo que nunca llegó a instalarse.

   Una de las cuestiones más curiosas de toda la instalación son las tierras líquidas. Unos electrodos introducidos en una piscina, se podían conectar a las barras de 6.000 voltios  de la instalación mediante un interruptor y así “cargar” la central. Todo un calentador de agua del que se desconoce con exactitud su funcionamiento. 

   Este artículo se publicó en el número 31 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el verano de 2023.


domingo, 11 de diciembre de 2022

ENHER, 75 anys. Noves perspectives.

 



    Tras las jornadas celebradas en septiembre del año pasado en Pont de Suert con ocasión del 75 aniversario de ENHER, el CERIb ha editado un nuevo número de Ripacurtia con las colaboraciones de los ponentes. 

   Esta publicación es un recorrido transversal a los importantes cambios en el paisaje que produjo la llegada de ENHER al valle del Ribagorzana.

El artículo "Las concesiones en los ríos Cinca y Ésera. Apuntes histórico-biográficos"  pretende dar unas pinceladas sobre el desarrollo de las mismas y despertar la curiosidad y el interés por una época muy interesante y crucial en el desarrollo hidroeléctrico e industrial.

  Resaltar, pues están fuera del valle del Ribagorzana, las importantes instalaciones hidroeléctricas que construyó y explotó ENHER en el río Cinca (Mediano, Grado I y Grado II) y en el río Ebro (Mequinenza y Riba-Roja). Estas vertían -y vierten- la energía que producen en una línea a 220 kV que desde Barcelona conecta el Ribagorzana con Mediano y bajando por todo el río Cinca hasta Monzón, Mequinenza, Riba-Roja  conecta con Ascó y Vandellós, donde termina su recorrido a dicha tensión, cerrando el anillo con Barcelona a 400 kV. 

  

viernes, 18 de noviembre de 2022

Notas sobre la historia de la central de Seira (29): Maschinenfabrik Oerlikon (M.F.O.)



   Vista de las instalaciones de M.F.O. en 1967. (ETH-Bibliothek Zürich, Bildarchiv / Fotograf: Comet Photo AG (Zürich)

   

 En la localidad suiza de Zúrich, se encontraban algunas de las empresas que suministraron buena parte de los materiales para la construcción de la central de Seira.

   Su importancia económica y humana llevo a trasladar el nombre de dichas a empresas a la denominación de los barrios o distritos donde estaban ubicadas.


   En la parte oeste de la ciudad, junto al río Limago, se encuentra el distrito de Escher Wyss. Actualmente es un barrio de moda que compagina las zonas residenciales con un amplio surtido de tiendas y zonas de ocio nocturno.


   En el lugar donde se localizaba la fábrica encontramos un nuevo parque tecnológico que ha conservado algunas de las instalaciones de la antigua factoría que ocupaba 17 hectáreas. Turbinenplatz, Escher Wyss platz son algunos de los nombres de las plazas de la zona que nos indican cual fue la actividad de dicha empresa.


   Escher Wyss Co. o abreviadamente EWC, como aparece en sus planos y su correspondencia, era una empresa dedicada, principalmente, a la construcción de turbinas y reguladores. A EWC le ocurrió lo que a la mayoría de las empresas constructoras de turbinas que, poco a poco, fueron comprándose unas a otras y concentrándose.  El año 1969 fue adquirida por la suiza Sulzer y actualmente se denomina MAN Energy Solutions. Esta empresa sigue construyendo turbinas y sus talleres se ubican en algunas de las instalaciones originales de EWC.

 

   En la parte norte de la ciudad, junto a un importante nudo ferroviario, se encontraba Maschinenfabrik Oerlikon, más conocida por sus siglas MFO. Destacaba en la fabricación de máquinas de tren y, como muchas otras, también tenía una división dedicada al armamento militar. Aunque a nosotros la parte que más nos interesa es la dedicada a la construcción de máquinas eléctricas.




En 1863 MFO inicio su actividad de construcción de máquinas herramientas y tras una amplia historia como constructores de alternadores y transformadores, como ocurrió con otras empresas del mundo eléctrico, fue adquirida por Brown Boveri el año 1967, pasando, años después, a formar parte del grupo ABB. Esta sociedad actualmente conserva algunos edificios originales donde desarrolla sus actividades. Aunque la mayoría de las instalaciones han desaparecido o se han reconvertido, como una parte del edificio de talleres que ahora es un centro de convenciones. Junto a este hay un moderno jardín que se denomina MFO-Park. 


 

   Afortunadamente en Seira se conservan varios elementos cardinales de la central que fabricó MFO y que son un soberbio ejemplo de su saber hacer: los tres alternadores y sus respectivos transformadores de potencia. También podemos encontrar pequeños equipos de esta marca en algunos aparellajes y elementos auxiliares. Destacan por su estética y el delicado diseño los pequeños motores de accionamiento a distancia del regulador de turbina y de tensión. Sus formas redondeadas nos recuerdan al art-decó que estaba tan de moda en aquellos momentos. 

 

 

   La construcción de la central de Seira es escasamente citada en los artículos técnicos y  “propagandísticos” al contrario de los amplios reportajes que ilustraban, con todo lujo de detalle, las instalaciones de empresas como Riegos y Fuerza del Ebro. La excepción fue el reportaje que publicó La Revue Générale d’Eléctricité el año 1922 -hace cien años-. Un extenso artículo de 22 páginas sobre la central de Seira -el único que se ha localizado con este nivel de detalle- donde desgranaba las características de las instalaciones, haciendo hincapié en los equipos de MFO. Jean Reyval, un conocido publicista, firmaba el artículo, al que acompañaban una importante cantidad de fotografías, diagramas y datos técnicos. Probablemente, como ocurría en otros artículos, este fue promovido por MFO para propaganda de los trabajos realizados por la empresa.


 

   El artículo es una completa descripción del sistema y comienza haciendo una declaración de intenciones de los constructores de la central:


“Entre el nacimiento del rio Ésera y su encuentro con el rio Cinca hay una diferencia de nivel de 1.800 metros y será utilizada en diferentes saltos para producir energía eléctrica destinada a transmitirse a Cataluña”.  


   Siguiendo con la descripción del equipamiento realizado para las obras, donde  hace un guiño a “la catalana” por las excelencias de sus instalaciones: “La sociedad ha construido, los edificios necesarios para las oficinas, el chalet para el ingeniero jefe y diferentes alojamientos para empleados y montadores, con o sin familia, y un gran número de barracas, una escuela, una panadería, un hospital y un pequeño equipamiento para la guardia civil, un aserradero, una oficina de correos y una iglesia”.


   En relación a los servicios necesarios para la obra continúa su descripción:


“La sociedad instala también un taller mecánico, almacenes y un garaje para los automóviles y unas cuadras para proteger a 300 mulas utilizadas en el transporte de los diferentes materiales desde la estación de tren de Barbastro situada a 76 kilómetros de Seira. La sociedad ha instalado unas tiendas para abastecer de todo lo necesario para la subsistencia de los trabajadores“.


Diego Mayoral Estrimiana 


   En la parte técnica comienza explicando que todos los proyectos han sido ejecutados bajo la dirección del ingeniero de caminos Diego Mayoral Estrimiana, jefe de la “sociedad catalana de gas y de electricidad”, y “apenas es necesario recordar las innumerables dificultades que fue necesario vencer para llevar, durante la guerra, tal empresa a buen término”.

 

   Después de la introducción continúa con la descripción del salto, comenzando por la captación de agua del río Ésera en el azud de Villanova y destacando los parámetros más interesantes, como son el caudal: 25 m3/s y los 8.871 metros de longitud que separan el azud del “chateau d’eau”, denominación que le dan los franceses a la cámara de carga o cámara de agua. Esta tiene, según el artículo, 50.000 metros cúbicos de capacidad y está excavada en la roca. 1.110 metros separan la cámara de la central  y aunque la idea es instalar dos tuberías, en aquellos momentos, sólo hay una instalada y tiene un diámetro de dos metros y medio. La tubería atraviesa el rio Ésera a través de dos estructuras metálicas de 15 y 30 metros. 


   La parte correspondiente a las turbinas es breve: tres turbinas de 10.600 caballos de potencia con un salto de 138 metros y un rendimiento del 86 por ciento a esa potencia. Aunque la intención y la previsión era instalar cuatro turbinas. También reseña los dos grupos auxiliares, de 600 caballos, que están provistos de turbinas tipo Pelton y tienen un rendimiento menor que las turbinas Francis: 75 por ciento. 


   El alternador construido por los “Ateliers de Construction Oerlikon”, A.C.O., es ampliamente descrito y comienza explicando el tipo de acero del eje: “Siemens Martin” forjado. El rótor tiene una cruceta de acero colado y los polos están fijados por cuñas por un sistema patentado por ACO. La ventilación se realiza mediante un ventilador sujeto al rótor que expulsa el aire al exterior y no lleva filtros por “la pureza del aire”. Detalla el peso de cada parte del conjunto: el estátor de 41 t, los polos de 17,2 t, el cuerpo del rótor de 19 t y el eje de 5,8 t, en total 102 toneladas.  Explica que, por razones del transporte y de las limitaciones del puente de El Grado, la pieza más pesada, incluyendo el embalaje no debía sobrepasar las 12 t y obligaba a dividir el estator en cuatro partes. Un puente grúa de 50 t servía para poder instalar las piezas de todos los elementos en sus ubicaciones.


   Continúa el artículo con la descripción de los transformadores y de la línea de transmisión, que lo dejamos para el próximo artículo.



Rótor de los alternadores OERLIKON originales.


Este artículo se publicó en el número 30 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2022.