sábado, 29 de agosto de 2009

Notas sobre la historia de la central hidroeléctrica de Seira, Huesca (1)





" Corría el año 1904 y el periódico El Ribagorzano de Graus nos traía terribles noticias: las cosechas estaban perdidas por la sequía, las viñas estaban atacadas por la filoxera y los olivos por el pedrisco que cayó en agosto. En la Ribagorza tenían que comer pan de bellotas por no tener trigo. Las familias emigraban a Barcelona, Francia y América. Muchos abandonaban sus propiedades, mal vendían el ganado, para poder llegar a Barcelona donde un jornal les permitiría dar de comer dignamente a su familia.

Las obras del Canal de Aragón y Cataluña, fuente de ingresos de muchas familias, se antojaban lejanas. Atrás, también quedaba la llegada de aquellos ingenieros, con sus largas botas y su abigarrada figura, armados de desconocidos artefactos, marcando líneas por lugares inhóspitos. Aquellos mil franceses que llegaron de no se sabe donde, en busca de trabajo y que fueron rápidamente colocados en el canal, eran ahora substituidos por los famélicos agricultores ribagorzanos que buscaban desesperadamente su sustento.

Joaquín Costa, en su último retiro, predicaba en sus artículos la necesidad de modernizarse y de aprovechar las aguas del Esera para mitigar las terribles consecuencias de las sequías con estas palabras: " Recogedme ( seguía diciendo en su infatigable canturía el río Esera ); no seáis ciegos, ni desmañados ni cobardes; recogedme a mí, recoged a mi compañero el Ara; recoged a nuestro hijo común el río Cinca; derramadnos por un sistema arterial de venas y brazales a través de vuestros campos, de vuestros olivares, de vuestras dehesas, de vuestros despoblados y páramos..."

Con este duro panorama, en estas fechas, un joven ingeniero Zaragozano llamado Francisco Bastos Ansart, idealista e inteligente, emprendió multitud de empresas en pro de su amado Aragón. Su padre también era Ingeniero, empresario y el hecho de haber cursado ambos sus carreras en el ejército, y ser militares, les había inculcado la rigidez y precisión marcial.




Francisco, en 1904, fijó su residencia en Barcelona y, quizás, algún ribagorzano emigrado, imbuido del cariño por su tierra, le contara las excelencias de sus orígenes y en una fecha indeterminada visitó el rio Esera. Las noticias de sociedad de El Ribagorzano y su curioso editor, Marcelino Gambón, no dieron cuenta de su visita. Imagino que él tampoco quería darse a conocer. Una vez de vuelta a su casa de Barcelona, maravillado por los magníficos parajes ribagorzanos, y vistas las enormes posibilidades del valle, en 1909 era el titular de la concesión hidroeléctrica junto a Eugenio López Tudela.

Francisco era un hombre muy activo, y el hecho de trabajar en esta idea no le impidió seguir con sus proyectos, tales como: diseñar ferrocarriles, dirigir minas, hacer de asesor, y participar en cuantas ideas se le ocurrían. Quizás descubriera las posibilidades del Esera camino de uno de sus proyectos en la cercana Francia, ! quién sabe ¡. Lo que sí es seguro es que era una persona muy observadora y capaz. Supo ver todas las ventajas e inconvenientes que presentaba un proyecto de estas dimensiones.



La Ribagorza, y el valle de Benasque, hasta la construcción del acceso por el Congosto del Ventamillo a comienzos del Siglo XX era un valle mal comunicado. Penosas sendas se abrían paso por los cerros y era imposible llevar a cabo cualquier empresa por liviana que fuera. Algunos viajeros, como el Conde francés A. de Saint-Saud (*), llegaron a decir: “ …los montañeses pobres de España, que viven con dos siglos de retraso respecto a nosotros. “. Este y otros problemas pasaron, más adelante, abultada factura a los constructores de la central. También la calidad de la roca, y su distribución podía ser otro problema si se debía hacer un túnel. Todo esto pasaba por la cabeza de Francisco cuando intentaba hacer su proyecto de aprovechamiento Hidroeléctrico del río Esera. Estudió, también, la posibilidad de hacer varios saltos con la intención de aprovechar la línea de transporte, de 60.000 voltios en el proyecto original, que llevaría la fuerza a Barcelona.

Las experiencias en el transporte de la energía eléctrica a larga distancia no habían hecho más que empezar. Primero en Alemania, Marcel Deprez, en 1882, llevando la electricidad de Miesbach a Munich – 57 kilómetros -, con ocasión de la feria de electricidad de esa ciudad. La obcecación de Edison, en Estados Unidos, y las grandes empresas europeas, en el uso de la corriente continua, retrasó el uso de la incipiente corriente alterna y no fue hasta la instalación de la central de Niagara Falls cuando despegó su uso.



En Aragón primero fue la Compañía Aragonesa de Electricidad con la traída de fuerza del molino de San Carlos a Zaragoza – tres kilómetros -, segunda experiencia mundial – según algunos autores - tras la de Lausen-Frankfort, o la innovadora central de Carcavilla, propiedad de La Teledinámica del Gallego, que aquel 24 de agosto de 1904 a las 19 horas y 7 minutos llevó la electricidad, “ sin interrupción ni contratiempo de ningún género “, a Zaragoza.

Los problemas de las grandes ciudades, la competencia de las novedosas empresas eléctricas con las gasistas, y las novedades en el transporte quedaban lejanos. Los propietarios de los molinos harineros, junto a algunos instaladores eléctricos, habían buscado una segunda utilidad para sus molinos, faltos de actividad, con el fin de buscar una rentabilidad perdida. Algunas villas, como Graus, se adelantaron - al disponer de centrales cerca del núcleo urbano - a otras ciudades más grandes, y la Eléctrica de San Vicente Ferrer, con su turbina de 40 caballos, y dinamo de 15 kw alimentaba 200 lámparas en 1903. Pero esa, es otra historia.



Francisco colaboró con la empresa M. Bertrand e hijo, de Barcelona, como ingeniero asesor, y les vendió las concesiones del Esera. Bertrand e hijo, Central Catalana de Electricidad y la [ Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas ] *** formaron la Sociedad de Fuerzas Hidroeléctricas, SGFH, en 1911, con un capital de doce millones de pesetas. Más tarde, la Sociedad Catalana para el alumbrado por Gas compró a Lebon – de Central Catalana – sus derechos y formó Catalana de Gas y Electricidad, CGE.

CGE inició su andadura espoleada por la competencia del ingeniero canadiense F.S. Pearson, y su empresa Riegos y Fuerzas del Ebro, RFE. Pearson no estaba muy convencido de la viabilidad de su proyecto en Cataluña, pero una visita junto a su amigo e ingeniero Carlos Montañés le hizo ver el futuro de la misma. La lentitud de las obras de CGE y su endeudamiento, la relegaron a un puesto secundario en el mercado catalán en el que RFE era el líder indiscutible.

Bastos había calculado en su proyecto un coste para el salto del Run de 2.272.000 pesetas para la instalación hidráulica, 1.620.000 pesetas para la mecánico-eléctrica y 5.026.000 pesetas para la línea de transporte. Todo el proyecto, incluido el salto de Santaliestra, imprevistos, y direcciones, sumaba 15 millones de pesetas (**).

Francisco se dedicó a otras actividades, entre ellas a la política y fue diputado por Boltaña - el primer diputado regionalista - . Entre las subvenciones que consiguió para las mal equipadas escuelas, figura curiosamente Seira como primera de la lista.



Para hacernos una idea del incipiente proyecto, tenemos la suerte de contar con un narrador de excepción, el fotógrafo Manuel Arribas. Con sus fotografías, que acompañan este artículo, nos iba plasmando los inicios de las obras de CGE en ****.

Continuará…

Por José Antonio Cubero Guardiola
"

Notas no incluidas en su publicación por falta de espacio en la revista:

La fotografia de Francisco Bastos Ansart, única que conozco, está sacada de:
CASTAN PALOMAR, Fernando, Aragoneses Contemporáneos 1900-1934, Ediciones Herrein, Zaragoza, 1934. p.80

(*) LASAOSA SUSÍN, Ramón; ORTEGA, Miguel. El sistema hidroeléctrico del Cinca: cambios paisajísticos y humanos. Encuentro sobre Historia y Medio Ambiente (2º.2001. Huesca). 2001, p. 256-272

(**) BASTOS ANSART, Francisco. El grupo de saltos de agua del río Esera y la traída de fuerza hidroeléctrica a Barcelona. Barcelona, abril, 1912, 43 pp. Gentileza de Anna Bragulat de la Fundación Gas Natural.


Este artículo se publicó en el número 2 de la revista " Els tres llugaróns ", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en diciembre de 2008.

(***) 20091004 Modificación de un error localizado por Anna Bragulat - Gracias -

(****) 20111217 La fecha de "los inicios" -que no el inicio- de las obras que aparecía en este artículo era 1914 y la puse siguiendo el estado de las obras que aparecían en las postales el día que las realizó el fotógrafo -Arribas- al compararlas con las postales de las obras de Catalana. En ningún momento pretendí asegurar, de manera taxativa, una fecha, entre muchas otras razones, porque no la sabía. Por eso, para acotar en el tiempo dichos trabajos, puse la fecha como orientación. Tiempo después he encontrado imágenes que, anteriores a esta fecha, nos confirman que las obras, de manera puntual realizando obras auxiliares, comenzaron antes -agosto de 1912- y ya en 1913, desde el mes de mayo, se comenzaron los trabajos principales. Por el estado de los lugares donde se desarrollan las mismas, parece una fecha razonable para situar el principio de las mismas. En el artículo que se publicará en diciembre de 2011 se explican estos nuevos datos.

2 comentarios:

  1. Bon dia:
    Kina currada ....... eres el "puto gran crack" de la historia de la central de Seira. Que maravilla conocerte y presumir de ser amigo tuyo: que gran honor !.
    Esos de Gas natural, Endesa y sus obras y fundaciones sociales solo hacen que mariconadas, y tu, amateur (y martir y esclavo a la vez), haces puras maravillas historicas de sus empresas.
    Y vigila la reja de la GC.
    Tanti auguri i moltes felicitats !
    Feliu de Lleida

    ResponderEliminar
  2. Gracias Feliu, eres un exaltado, agradezco tus comentarios - un poco colorado - , y espero estar a la altura.

    Los que citas probablemente no les parezcan tan bien...

    Ah, la reja la vigilan sus inquilinos...

    ResponderEliminar