Tras la puesta en marcha de la central de Seira, el mes de agosto, la actividad en el Servicio Hidroeléctrico de Catalana de Gas y Electricidad (CGE) no cesa. Pese al éxito de las pruebas iniciales, los problemas en las turbinas y otros equipos del aparellaje eléctrico obligarán a continuas paradas y cambios. El 11 de noviembre se firma el armisticio entre los países que han intervenido en la Gran Guerra, pero este hecho pasa totalmente desapercibido, pese a los problemas que el conflicto ha provocado en el desarrollo de las obras.
Desde el comienzo del mes de noviembre, en Seira, son ajenos a las noticias externas, pues están reparando los daños que provocó la explosión del interruptor de 6000 V tipo Maier que alimenta el transformador Oerlikon. Los daños son importantes, el aceite inflamado afectó a otros interruptores y también a unos cables cercanos, inutilizándolos y dejando la central fuera de servicio.
El día 17, después de importantes reparaciones, se procede a la puesta en marcha de la central. Se han cambiado cableados y se tiene que probar el sentido de giro de los alternadores, excitando los mismos lentamente para verificar su correcto funcionamiento. Una tormenta inutiliza la línea e impide la producción de energía e imposibilita las pruebas del resto de equipos.
La central está conectada a la Central térmica de San Adrián mediante una línea diseñada para 125.000 voltios que, temporalmente, funciona a 60.000 voltios. San Adrián se puso en servicio en abril del pasado año y la construyó CGE en una parcela de 300.000 m2 que adquirió el año 1913. Está en la derecha orográfica del río Besos y, en la otra orilla, se encuentra la central de la competencia -Energía Eléctrica de Cataluña- también en el término de San Adrián del Besós.
La central térmica sirve de respaldo a la central de Seira y esta se acopla, normalmente, en paralelo. En Seira se ha terminado el montaje de los grupos 1 y y 2, dejando la instalación del número tres, de momento, pues no hay caudal para todos. Se alternan las pruebas y el funcionamiento entre ellos, pero cuando no hay problemas en uno, es el otro el que los da.
Los problemas en los transformadores obligan a los montadores de Oerlikon a continuos viajes. El transformador dos se ha comunicado y tendrá que desmontarlo. El montador Kuntz de Oerlikon está modificando los cojinetes de los alternadores pues se sale el aceite por el eje y ha instalado unas estopadas para corregirlo. En todo lo que queda de año, la potencia de la central no pasará de 4.000 kW, salvo pruebas.
Entre todas estas dificultades, el Jefe del Servicio Hidroeléctrico, Diego Mayoral, no desiste en la intención de elevar la tensión de la línea hasta los 125.000 proyectados -que debía ser el record europeo en aquellos momentos- y el día 17 de noviembre se hacen pruebas a esa tensión con el montador Sturgenegger .
Mayoral y el Servicio Hidroeléctrico han emprendido la construcción de la central de Puente Argoné que, aguas abajo de Seira, es el siguiente salto proyectado por CGE para rentabilizar la línea de alta tensión. En mayo el número de trabajadores alcanzó su máximo -2026- y paulatinamente ha reducido su número. Desde agosto, una vez terminados los trabajos de construcción en la central de Seira, todos los esfuerzos se han concentrado en las obras de Puente Argoné, comenzando las excavaciones del canal y la perforación de los túneles, entre otras actividades.
El trazado del canal debe sortear dos dificultades importantes, la primera es el barranco de la Aigueta de Barbaruens, en el que se construye un acueducto. Para salvar la segunda, el Barranco de San Nicolau, se excavará una trinchera para construir en su interior un sifón. Además de estos obstáculos, se añade otro, ya que el terreno por el que discurre el canal es muy malo, son todo materiales sueltos, y les obliga, en bastantes tramos del mismo, a construir un falso túnel. Esta parte del canal tendrá sección cuadrada. Afortunadamente no todo son inconvenientes, pues el gran contenido de arena de los materiales removidos permite hacer acopio de esta para utilizarla como árido. Se suceden los artesanales cedazos de madera para ir seleccionando los diferentes gruesos.
Todos los movimientos de tierra se hacen manualmente. Los obreros armados de picos y palas realizan la excavación y lo extraído es cargado en carretillos de madera con una rueda metálica. A poca distancia se cargan en vagonetas de madera que se desplazan por raíles desmontables tipo Decauville. De vez en cuando aparecen grandes "bolos" de granito que son cargados en unas vagonetas sin laterales para facilitar la tarea. Las mulas arrastran fuera de la excavación pequeños convoyes de vagonetas y ayudan en los trabajos más duros a los trabajadores.
Estas mismas vagonetas, una vez terminada la excavación, se utilizan para transportar las piedras que forman los laterales del canal y que poco a poco van recubriendo los taludes. En las partes del canal que no se recubrirán la sección del mismo es trapezoidal. En esta zona se ha dejado un ensanche para recoger los áridos que arrastre el agua en la explotación. Se le denomina como arenero de San Nicolau por estar cerca del barranco del mismo nombre.
A la hora de la comida, en el mismo tajo, los obreros sacan su capazo y sentados en las mismas vías o en los laterales de las trincheras, apuran el tocino y el pan, ayudados por una generosa bota de vino. Luego un pitillo liado meticulosamente con papel de arroz y encendido con el mechero de yesca, completa la necesaria parada.
Según va avanzando la excavación, las tuberías de aire, para los martillos picadores de los túneles, se instalan en los laterales de la trinchera. Las conducciones atraviesan el Barranco de la Aigueta por una precaria estructura de maderas que no tiene nada que envidiar al paso que se ha construido para las personas. A comienzos de noviembre ya se ha terminado el arco del primer vano del acueducto y las cimbras del segundo están instaladas para comenzarlo. Dos magníficas grúas Derrick abastecen a los trabajadores de materiales y han permitido construir el arco del segundo vano en una semana. El frío está llegando, la Sierra de Chía se ha pintado de blanco y el agua del barranco, que ha reducido mucho su caudal, ya pasa por el primero de los arcos. Las cimbras se trasladan al tercero -y último- de los arcos que se construirá en un plazo idéntico.
Para acoger a los obreros, en una explanada junto al solar donde se construirá la central, se han levantado tres edificios de obra. También hay dos nuevas construcciones de madera. Se han instalado varios tramos de vía tipo Decauville para facilitar la excavación del solar de la central. El puente que da nombre a la misma está bastante deteriorado y requerirá de una consolidación importante pues el único acceso a la central. La primera parte de la excavación ha dejado al descubierto un gran paño de roca.
Los grandes robles que jalonan el trazado del canal van cambiando su color, el invierno llega. En noviembre se contabilizan 91 trabajadores en nómina y en diciembre tan sólo 41. La obras se reducen a la mínima expresión a la espera del buen tiempo.
Este artículo se publicó en el número 22 de la revista "Els Tres Llugarons", Abi, Seira y Barbaruens, editada por las asociaciones culturales de dichos pueblos en el invierno de 2018.
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